Lasse Kurkela, vecino de Helsinki (Finlandia), y de 12 años -"aunque en dos semanas cumpliré 13"-, rondó durante más de 20 días un bosque al este de su país, cercano a la frontera con Rusia, y logró al fin obtener una fotografía de "un lobo y dos cuervos" que se ha alzado con el Premio Concursante Novel del 26.º Memorial "María Luisa" de Fotografía de Montaña, Naturaleza y Aventura. Ayer, en el Hotel de la Reconquista, poco antes de recibir su galardón, Kurkela fue preciso al hablar de sus motivaciones fotográficas: "Me gusta observar animales".

Así, "Wolf and ravens" se impuso en la categoría de menores de 20 años en una edición que alcanzó un récord de participación, con 16.000 instantáneas enviadas por 1.772 fotógrafos de 79 países.

Ayer, en el salón Reconquista de dicho hotel se congregaron más de 400 personas para asistir a la entrega de catorce galardones principales y nueve menciones de honor por cada una de las catorce categorías. En total, los premiados provenían de 19 países.

La cifra de 16.000 fotografías a concurso superó en 4.000 a las recibidas en la vigesimoquinta edición del Memorial "María Luisa", que había sido la más concurrida hasta la fecha.

En el palmarés destacaba como ganadora absoluta y Gran Premio Liberbank la fotografía "Black light ice climbing", de Markus Berger, austriaco de 35 años. Berger explicó que su afición a la fotografía es "un largo viaje desde la infancia con un doble interés: la pasión por lo visual y por la naturaleza".

La fotografía de Berger fue obtenida en el valle de Thun Klamm, en la localidad austriaca de Kaprun, y muestra a un escalador ascendiendo por una pared de hielo de 15 metros. No obstante, la fuerza de esa instantánea radica en que fue tomada de noche y mediante un refinado sistema de iluminación con rayos ultravioletas (UV), lo que se denomina técnicamente la "black light", o luz negra.

"Era un desafío personal y no un encargo; era mi propia idea de de hacer series de fotografía sobre diferentes deportes utilizando únicamente la radiación UV", explicó ayer Markus Berger.

Con ese plan, el fotógrafo situó "un flash de luz ultravioleta en la zona baja de la pared de hielo y otro en la parte superior y cuando esa radiación llega al hielo lo hace brillar y de ahí que toda la luz de la fotografía viene del hielo".