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La minicoctelera hidratante

Ser la más elegante de la fiesta no significa ir como un árbol de Navidad

Los nuevos aceites labiales Juicy Shakers, de Lancôme, son como pequeñas cocteleras que se cuelan en el bolso con un formato de lo más original. Lo de la coctelera no es broma, ya que es necesario agitar el envase antes de su uso. El aplicador es una especie de esponjilla muy suave que desprende un delicioso aroma. El producto ofrece una buena hidratación, combinando aceites con pigmentos revitalizantes. Se funde instantáneamente con los labios y los deja con una textura perfecta.

Para las fiestas de mañana que incluyen almuerzo se impone el vestido corto o de cóctel, siempre en tonos neutros que dan pie a introducir un complemento de color llamativo. Un buen ejemplo es el minivestido de Giambattista Valli que aparece en la imagen de la derecha, con adornos de tul a modo de chaleco, y un gran collar en rosa fucsia, que rompe el look y hace desviarse las miradas.

Las sandalias de tiras aportan el toque moderno y sustituyen con éxito a esos zapatos forrados de tela que se han quedado desfasados. Las faldas de largo a media pierna, los pantalones palazzo y los monos de una sola pieza son otras posibilidades, además de los tocados y pamelas, con un código de uso que siempre debe respetarse. Y es que como dice una de esas máximas del mundo de la moda: "La mujer que sale de casa tocada, llega tocada". Resulta inadmisible despojarse del complemento y menos aún a lo largo de la ceremonia, ya sea religiosa o civil.

La combinación de blusa de seda o gasa y falda de encaje o pantalón palazzo es otra de las tendencias más actuales. Las espaldas cruzadas, las mangas tipo capa y abullonadas, los escotes con volantes y las bandas en la cintura resultan opciones plenamente aceptables, ya que consiguen aportar ese toque de elegancia y distinción. Lo que no se lleva nada es cubrirse de joyas, a modo de árbol de Navidad, ni lucir complementos demasiado recargados. Los pendientes largos deben usarse con cautela, sobre todo si se lleva un tocado. Eso sí, las perlas siempre son un acierto.

Nada de chales, relojes y vestidos largos. Los vestidos largos han pasado a la historia, al menos por ahora, en el caso de las invitadas. Aunque aún se emplean para madrinas, testigos o familiares muy cercanas de los novios, lo mejor es prescindir de ellos, sobre todo en celebraciones diurnas. La naturalidad está de moda y se traduce a todos los detalles. Los chales y echarpes sobre los hombros también quedan relegados. Se sustituyen por chaquetas cortas y abrigos ligeros que pueden ser en la misma tela del vestido, para configurar una imagen pulcra y uniforme. Para alcanzar el equilibrio resulta muy útil valorar todos los detalles, empezando por cuestiones tan básicas como prescindir de pendientes grandes si se luce un tocado, o no mezclar varias piezas importantes de joyería, algo que sólo pueden permitirse pocas mujeres en el mundo, entre ellas la reina de Inglaterra. Así que si se lleva un broche no hace falta collar. Si el peinado es muy elaborado queda mucho mejor optar por unos pendientes sencillos. El reloj estará mucho mejor guardado en el joyero, aunque vaya cuajado de brillantes. En las fiestas el tiempo se para o, al menos, ése es el objetivo.

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