La soprano italiana Mariella Devia se reencontró ayer con su público asturiano y los flechazos de los años ochenta se reactivaron al instante desde la ovación con que fue recibida en cuanto apareció en el escenario del auditorio Príncipe Felipe de Oviedo hasta los casi cuatro minutos de aplausos al final con constantes palmas en cada aria y romanza. La orquesta Oviedo Filarmonía con el maestro Marzio Conti al frente estuvo a la altura y al gusto italiano y el tenor barcelonés Albert Casals mostró una voz poderosa, explosiva y bonita muy del gusto del respetable.

La tarde noche arrancó con la obertura de "La hija del regimiento" de Donizetti que sirvió para entonar a los músicos y a la sala. La catarata de belcantismo trufada de piezas francesas prometía y así fue.

La soprano salió, recibió una ovación sin duda eco de mil recuerdos locales de gloria -en pareja con Carreras y Kraus fue una de las grandes estrellas del Campoamor en los ochenta- y atacó "Comme autrefopis" de "Los pescadores de perlas" de Bizet. Voz hermosa, clara, afinada, con gusto y matices... maravillosa. Un pasaje sutil que la gran cantante supo mantener en los puntos de equilibro que requiere y el público aplaudió encantado. Salió al quite Albert Casals para ofrecer "Ah! leve-toi soleil" de "Romeo y Julieta" de Gounod y el respetable valoró el agudo, nunca falla y el buen decir del cantante catalán. Y después, de nuevo la Devia con una entrega de intimidades a cuenta de "Adieu, notre petite table" de "Manon", de Massenet y estalló la locura con "Je veux vivre" de nuevo Gounod y su "Romeo y Julieta". Los bravos salieron con fuerza desde el público hacia la escena.

La obertura de "Tancredi", de Donizetti dio un respiro a los cantantes y permitió que la orquesta luciese sola como así fue. Y sin más el dúo "Lucia, perdona" de la ópera homónima de Donizetti. Muy bien los dos cantantes y más bravos.

Tras el descanso belcantismo sin otras mezclas. Primero "Al dolce guidami", de "Ana Bolena", de Donizetti. La soprano, magnífica, cantó con todo el gusto imaginable y el público respondió encendido. Salió Casals para cantar "Una furtiva lágrima" de "El elixir de amor" de Donizetti y estuvo a la altura de su compañera de recital que ya es decir. Muy bien, valiente y sin complejos.

Y llegó el gran momento para muchos aficionados "Casta diva", de "Norma" de Bellini que Devia desarrolló como las grandes, como lo que es, con pianos y fuertes para recoger ovaciones enormes. La obertura de "Roberto Devereux", de Donizetti permitió otra pausa y después el dúo "Una parola" de "El elixir de amor" que los dos cantantes bordaron. Casals ofreció como propia "No puede ser" de la "La tabernera del puerto", de Sorozábal y Devia el vals de Musetta de "La Boheme", de Puccini. Casi cuatro minutos de aplausos con un público encantado.