El 8 de mayo de 1945, Londres celebraba el Día de la Victoria. Una entonces joven princesa, la futura reina Isabel II, y su hermana, Margarita, salieron de incógnito del palacio de Buckingham para celebrar el final de la II Guerra Mundial, una escapada que Julian Jarrold reconstruye en "Noche real".

Con evidentes similitudes a "Vacaciones en Roma", pero a ritmo de charlestón, la película, que se estrena en España el próximo viernes, sigue el camino abierto por "El discurso del Rey" de rescatar del olvido anécdotas de la historia.

"No era una historia muy conocida", dice Jarrold, experto en películas de época como "Retorno a Brideshead" o "La joven Jane Austen". En este caso lo que le interesaba era contar cómo una princesa que siempre había estado aislada se mezclaba por primera vez y sólo durante unas horas "con la gente común".

Asesorado por su documentalista, Jarrold recabó toda la información certera posible sobre aquella noche extraordinaria: "Lo que sabemos es que la princesa salió, se mezcló con la gente, bailó la conga, fue al Ritz, acudió al palacio de Buckingham a medianoche y cantó el 'Salve al rey' cuando su padre salió al balcón a saludar".

"Aparentemente nadie la reconoció, y a eso de las tres de la madrugada regresó al palacio. Lo que pasó entre medias no se sabe", añade el director, que a partir de ahí deja volar su imaginación para incluir un conato de historia de amor con un soldado antimonárquico.

Sarah Gadon asume el papel de la joven Isabel, la más "sensata y responsable" de las dos hermanas, mientras que Bel Powley es la "traviesa" y "precoz" princesa Margarita.

"Todo lo relacionado con sus personalidades es real, tenemos muchos relatos y testimonios al respecto", asegura Jarrold, y cita concretamente el libro "Young Elizabeth: the making of a queen", de Kate Williams.

"Isabel era de intentar hacer siempre lo correcto. Al mismo tiempo tenía ese interés por conectar con la gente, porque había visto que su padre detestaba las multitudes y hablar en público, como sabemos por 'El discurso del rey', y nunca había sido capaz de traspasar esas inhibiciones. Ella necesitaba avanzar y superarlas".