El maestro Federico Moreno Torroba es un gran compositor así que la zarzuela "La Marchenera" de su factura, que ayer se vio en el teatro Campoamor de Oviedo, estuvo llena de bonitas romanzas y buenos momentos. Ciertamente no tiene apenas dramaturgia y por eso ha quedado relegada en el repertorio durante demasiado tiempo. La reconstrucción a cargo de Javier de Dios, director de escena y casi coautor del libreto junto a Ricardo González del Toro y Fernando Luque, ha sido notable, al darle cuerpo y ahí el papel de dos actores Fernando Sansegundo, como el empresario Blas Cantero y David Ávila en el papel del libretista Serafín Bravo fe fundamental. El público aplaudió al final durante seis minutos y 37 segundos, algo prácticamente nunca visto aquí en una zarzuela.

La labor del maestro Miguel Ángel Gómez Martínez, más que notable con la orquesta Oviedo Filarmonía en el foso y sobre el escenario el coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo. Y sobresaliendo en ese buen conjunto los cantantes, el barítono Carlos Álvarez, como conde de Hinojares, que no necesita de ninguna presentación; la soprano Susana Cordón, en el papel de Paloma; el tenor Sergio Escobar, como don Félix y la mezzo Rocío Ignacio en el rol de Valentina y el resto del elenco que con ellos cantaron con acierto.

La introducción de la orquesta y de los cantantes digamos que con roles menores siempre con el apoyo del coro ya indicó que se iba a oír buena música con adecuados intérpretes y sin solución de continuidad una gran romanza a cargo de Carlos Álvarez "son mis amores mi patria y mi dama" que desató una gran ovación. Acierto sobre acierto. Sergio Escobar cogió la mano y también fue muy aplaudido en su primera intervención. En el descanso en algún corrillo se comentaba su parecido físico y también, que es lo verdaderamente importante, en la voz, con el gran tenor Luciano Pavarotti.

Y con Escobar salió a escena la soprano Susana Cordón que en un papel que exige muchas flexibilidades como cantante y como actriz se sumó a la recogida de aplausos.

En el foso el maestro Gómez Martínez siguió sacando partido a una obra muy bonita pero de la que, como indicó en la presentación del título, el pasado sábado, no dispone de partitura completa, solo lo relativo a una reducción al piano y las voces.

Rocío Ignacio canto muy bien, con calidad y gracia la famosa petenera y después, para rematar el primer acto, de nuevo los enamorados, aún en un tira y afloja, Félix y Paloma, ofrecieron una escena brava -incluso en el texto se dice esa palabra- y todo lo hicieron mejor que bien.

El coro, como el primer acto, se mantuvo en unas filas de butacas simulando formar parte del público, al fondo del escenario. Todos de etiqueta, como asimismo los cantantes de los principales papeles, en contraste con la fiesta del ventorrillo donde se desarrolla buena parte de la acción. El clásico recurso del teatro dentro del teatro funcionó mientras los dos actores se las ingeniaban para componer una pieza imposible porque el coche entre el empresario casticista y el escritor vanguardista impedía cualquier progreso. Susana Cordón se volvió a lucir en el zapateado, en el transcurso de un lance festivo y de carácter y después, la seducción de la joven Valentina por el vividor don Félix, un dúo que ofrecieron a gran altura Rocío Ignacio y Sergio Escobar. Hevila Cardeña y Gabriel Blanco cantaron el primero de los dúos cómicos que les correspondieron y ciertamente estuvieron magníficos. Buena parte de los larguísimos aplausos finales fueron para ellos. Muy bien de nuevo el dúo de Álvarez y Cordón, la romanza de Escobar y el concertante final con lo agudos de rigor. Mañana y el jueves volverá a representarse "La Marchenera" en el Campoamor.