Era la primera vez que se podía disfrutar en Oviedo, y la espera mereció la pena. El último recital del ciclo de Conciertos del Auditorio fue el broche de oro perfecto para una gran temporada. Con más de 200 músicos sobre el escenario, el Orfeón Donostiarra y la Orchestre National Du Capitole de Toulouse regalaron ayer a la capital del Principado de Asturias la posibilidad de escuchar una de las obras más espectaculares de la historia de la música, el "Réquiem" (gran misa de difuntos) de Hector Berlioz.

Con el tenor Saimir Pirgu al frente, el maestro Tugan Sokhiev guiando a la orquesta y José Antonio Sainz Alfaro al mando del coro, consiguieron envolver al público con la intensidad de su música y su puesta en escena. Un concierto para la historia que el público asistente, que llenó prácticamente todas las localidades del patio de butacas, agradeció con largos, continuos e intensos aplausos.

El recital mostró la inigualable carga dramática que dominaba como pocos el compositor francés, llevando a los espectadores por un vertiginoso recorrido protagonizado por la calidad de la música y las intensas y escalofriantes voces del coro, que convirtieron la sala en una impresionante ceremonia fúnebre. Los instrumentos de viento metal cobraron protagonismo, colocándose en subgrupos y marcando los compases dominantes en los puntos clave de la partitura. Un regalo para los oídos de amantes y recién llegados a la música. Con este concierto la producción cierra la gira que les ha llevado por ciudades como Viena, Budapest, San Sebastián y París.