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Las piernas de Hugh Herr: progreso, pero una esperanza "lejana" para las prótesis

Usuarios de ortopedia y expertos aplauden el avance del premio "Princesa" de Investigación, a la vez que denuncian la escasa ayuda de la Administración

María Manzaneque, del colectivo Andade. MARCOS LEÓN

El praviano Alfredo Vázquez Fernández jugaba al fútbol y llegó a tener un precontrato con el Elche. Jugó en el Avilés y en el Praviano en Tercera División. Pero un accidente de moto truncó su carrera en los estadios al perder una pierna. Era el año 2006. Ahora, tras un duro trabajo, practica ciclismo, deporte en el que el sábado pasado quedó cuarto en el Campeonato de España celebrado en Estepona (Málaga). Es una muestra de una persona que reanuda su vida con una prótesis y que alaba que le hayan dado el premio "Princesa de Asturias" a Hugh Herr, el investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts que desarrolló las "prótesis biónicas". Los amputados y expertos consultados por LA NUEVA ESPAÑA coinciden en que este premio da visibilidad al problema de los afectados, aunque son conscientes de que el avance tecnológico está fuera de mercado.

"Las personas más cercanas dicen que tengo mucha fuerza de voluntad. Seguí en el fútbol", dice Andrés Vázquez, al que le falta una semana para ser entrenador nacional de fútbol. Tras el accidente cambió fútbol por bicicleta. Fichó por el Ciudad de Oviedo y participa en campeonatos de ciclismo para adaptados. "Tengo la suerte de tener habilidad con las prótesis. No tengo rodilla, tengo una rodilla electrónica. Llegué a ser modelo de prótesis. La que tengo me costó 30.000 euros". Aquí ya ve un problema Vázquez, que desvela que en la UE "una prótesis electrónica te la recetan en todos los países, menos en España y Portugal, que te ayudan con unos cinco mil euros". Ahora vive el ciclismo con intensidad. "Descubrí que querer es poder". No duda de que el desarrollo de Herr "es un gran avance". Eso sí, "esto no nos va a llegar en la vida, imposible. Pero como descubrimiento es inmenso, aunque hay que ser casi millonario para conseguir una prótesis de este tipo".

Una línea de pensamiento similar tiene María Manzaneque de Andade (Asociación Nacional de Amputados de España). Manzaneque es la delgada en Asturias. Está amputada de la pierna derecha tras ser arrollada por un coche cuando iba a auxiliar a otras personas. Fue en un accidente en la autovía del Huerna en el año 2009. Dice Manzaneque que el premio "Princesa de Asturias" a Hugh Herr le parece "estupendo en cuanto a la relevancia que supone para una persona que estudia y trabaja por la mejora de otras. Me gusta más aún que lo haya hecho un afectado". Pero la realidad es otra; hay que tener en cuenta que "las prótesis que subvenciona la Seguridad Social son muy básicas". Lo dice la delegada de la asociación porque prótesis como las fabricadas por el premiado tienen difícil comercialización. "Mi vida dio un giro radical. Soy bióloga y estoy en la asociación para ayudar a desdramatizar. La gente está sola". Le gusta este galardón y el premiado, por ser la voz de los amputados. Pero desvela cómo está el sistema: "La Seguridad Social está revisando ahora el catálogo. Por ejemplo, mi pie costó 3.000 euros, y Sanidad me pagó alrededor de 700. Por lo pronto, María apunta como ejemplo "el catálogo de Galicia, que ya es infinitamente mejor que el de Asturias". Y, para explicar el mundo de las prótesis, añade otra circunstancia: "El encaje tiene que adaptarse a ti como un guante. Como eso te lo hagan mal, no hay nada que hacer, ni la prótesis biónica ni nada que valga: como el encaje no esté bien hecho, no sirve". No obstante, aboga por que se comercialicen y algún día "lleguen a los amputados de a pie".

El candasín Arsenio Fernández García tiene 81 años y las dos manos apuntadas desde hace 61, pero conduce, ara, siembra lechugas... "Yo lo veo muy bien", dice respecto al premio. Es un hombre luchador, que con 17 años perdió las piernas. No hay muchos que combatan como él. Arsenio Fernández, que entre otras muchas cosas se hizo sus propias prótesis, inventó un artilugio para manejar el ordenador: "Instalé unos cables para poder manejar el ratón, tanto con el botón primario como el secundario", cuenta este vecino de Candás que perdió sus manos en una explosión. Lo que ahora espera Arsenio Fernández es que alguien se decida a publicar su autobiografía: "Hay un montón de paisanos que quieren que publique el libro; hay gente que no se quiere morir sin leer mi historia. Para mí sería muy importante recordarles a mis compañeros los momentos vividos".

Los expertos tienen una visión científica, pero también del lado humano en el avance de la biónica. Alejandro Braña, traumatólogo y presidente del Colegio de Médicos de Asturias dice que "indudablemente es un premio que distingue una historia de esfuerzo y superación de una persona muy joven que sufre una discapacidad tan severa, y que desarrolla una tecnología muy avanzada. En una inquebrantable labor para superar la situación, son fundamentales la voluntad y el talante de superación". Eso sí, explica el doctor, "queda mucho para estar al alcance de la gente. Son tecnologías muy avanzadas. Estas prótesis necesitan un mantenimiento muy costoso y complejo. Y, claro, hay que tener en cuenta el nivel de amputación".

David Blanco Fernández, coordinador del máster de Mecatrónica de la Universidad de Oviedo, señala que el galardón "es importante para que la gente comprenda las implicaciones que conllevará. En este caso se ve en la piernas biónicas y es evidente la utilidad del trabajo de Herr. En otra época hubiera tenido que ir en silla de ruedas. Sin pensamos con vistas al futuro toda la gente que pierde miembros necesitará de esta prótesis. Y eso se puede compensar gracias a la tecnología".

Blanco va más allá: "No tengo ni la más mínima duda en cuanto a la evolución del hombre biónico. Ya hay gente que financia proyectos que van en el sentido de lograr cuerpos que no dependan de la vejez. Lo que hace este hombre (por Herr) es parecido. Una pierna, una mano... ¿Por qué no plantearnos que nuestros miembros se pueden reactivar? Dentro de veinte años todo esto sólo puede ir a mejor. Los límites no los conocemos aún. Pero el paso del tiempo lo va a hacer normal, y eso va solucionar problemas como, por ejemplo, las personas dependientes. Será un sistema que los liberará".

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