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Facebook, el quiosquero avispado

La red social nacida para compartir la vida íntima es ya la única fuente de información para millones de personas y busca su negocio como escaparate de noticias elaboradas por otros

Imaginen por un momento que su quiosquero tuviese el poder de seleccionar páginas de periódicos, revistas, panfletos sin rigor alguno o publicaciones repletas de falacias; que con todo ese material compusiese un enorme tablón con el criterio de potenciar aquellas historias que más atraen las miradas de los viandantes. Imaginen que el quiosquero, además, alterase a su antojo la disposición de los recortes, escondiese algunos o amplificase otros. Imaginen que todas las publicaciones dedicadas a ofrecer información seria, cuidada y rigurosa a sus lectores iniciasen una obsesión alocada por colocar sus recortes en el enorme tablón, en la confianza de que de algún modo eso llevase a los viandantes a comprar sus ejemplares. Imaginen, por último, que los viandantes terminasen por, simplemente, informarse observando de un vistazo el tablón mientras las publicaciones se acumulan en la trastienda.

En cierto modo, ésta es la paradoja de Facebook. La red social que nació para que cada usuario informase de sus acontecimientos personales y los compartiese con sus conocidos se ha convertido en el gran escaparate de los medios de comunicación. Y para millones de internautas en el medio de comunicación a secas. Paradójicamente, la libertad de prensa que proclama el derecho a informar y que garantiza la pluralidad de las informaciones sufre un brutal cuello de botella: una única empresa mundial es la que gobierna el derecho de un enorme número de usuarios a estar informados y decide qué les ofrece.

Los medios de comunicación, perplejos muchas veces por la incesante maquinaria de estímulos y novedades que establece la red social de Mark Zuckerberg, se lanzan a ajustarse a todos los reclamos de Facebook por temor a perder la atención de esos mirones que pasean ante el tablón del kiosco, confiando en ganar algún lector de recortes aunque sospeche que no comprará el producto. El último gancho son los "Instant Articles", que permiten a los medios publicar contenidos directamente en Facebook y sin siquiera obtener como beneficio un mísero "click" en su propia web.

Los estudios más recientes parecen constatar que los usuarios de Facebook comparten menos enlaces de noticias, obligando en cierto modo a los medios de comunicación a ser más agresivos en sus titulares para captar la atención: incluso a tener que pagar para posicionar mejor sus noticias en ese tablón virtual que es la red social. El quiosquero también quiere hacer su negocio a costa de los contenidos de los medios de comunicación aunque nadie compre un ejemplar.

Para algunos, la explicación está en que Facebook ha modificado el algoritmo que decide qué enlaces se muestran a los diferentes usuarios. Y hay quienes creen que los medios de comunicación se enfrentan a un nuevo motivo de alarma al ver caer la cantidad de noticias compartidas. Teniendo en cuenta que, en muchos casos, quien comparte las noticias ni siquiera lee su contenido, ¿realmente debe convertirse en una obsesión para los medios participar de la rueda infernal del avispado quiosquero?

Resulta sorprendente que la mayoría de los internautas decidan informarse sin acudir directamente a los medios de comunicación, a sus publicaciones físicas o a sus páginas web, donde ya se ha efectuado una jerarquización de las noticias según su relevancia y se ofrecen contenidos variados excluyendo las informaciones tendenciosas o abiertamente falsas que circulan por la red. Pero mientras las aguas de la información global sigan revueltas será difícil aventurar qué poso dejarán si algún día se vuelven mansas.

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