Ciento dieciocho músicos en el escenario del Auditorio de Oviedo para celebrar el 25 aniversario del primer concierto de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) que contó para la fiesta con la orquesta Oviedo Filarmonía (OFIL) de ahí la elevadísima cifra indicada -nueve trompas, nueve contrabajos...- y en los atriles la "Sinfonía Alpina", de Strauss que llevó las emociones de la velada hasta casi las diez y media de la noche con cuatro minutos y 42 segundos de ovaciones. Con la batuta, el maestro Rossen Milanov, titular de la OSPA. Y como entrada, en la primera parte, nada memos que el primer concierto para piano de Brahms con un excelente Luis Fernando Pérez como solista. La velada, un éxito rotundo, estaba patrocinada por LA NUEVA ESPAÑA.

Realmente el inicio fue para un vídeo que se proyectó bajo el epígrafe "Memorias de una orquesta" que recorrió no solo el cuarto de siglo de la OSPA sino también la vida y actividad de su predecesora la Orquesta Sinfónica de Asturias (OSA) desde la inmediata posguerra con imágenes de los maestros Ángel Muñiz Toca, Vicente Santimoteo, Benito Lauret y Víctor Pablo Pérez; del concertino Alfonso Ordieres, del gran violinista Szeryn o de pianistas de primerísimo nivel como Joaquín Achúcarro y Purita de la Riva, siempre en relación con la sinfónica. Y claro, citas de la OSPA con los maestros Doron Solomon, Max Valdés, Jesse Levine, Odón Alonso y Jesús López Cobos o artistas como el tenor Luciano Pavarotti o la bailarina Marisa Fanjul. Las imágenes también hicieron referencia a las giras de la orquesta por México, China y el Vaticano. Y de las musas a la música.

Luis Fernando Pérez estuvo magnífico en su interpretación del concierto de Brahms. No influyó negativamente ni siquiera que, cuando atacaba la cadencia del primer movimiento, un espectador se indispuso y después de un pequeño revuelo abandonó la sala acompañado por una médico.

Excelente el cantabile adagio y el enérgico rondó final lo acabó por mostrar como un solista de enorme técnica y gran valentía. Dos minutos y 31 segundos de aplausos. Indicó que era un honor sumarse al cumpleaños de la OSPA y añadió que después de Brahms poco podría tocar como propina. Ofreció un bello tanguillo de Guastanvino y otro minuto largo de ovaciones.

Tras el descanso, la "Sinfonía Alpina" de Strauss, un verdadero derroche de musicalidad y que la doble orquesta abordó a la perfección de la mano del maestro Milanov. Unidad en las formaciones y medida en ritmos y volúmenes. Francamente muy bien y más tratándose de una fiesta.