Luis Alberto de Cuenca, poeta, investigador del CSIC y académico de la Historia, cree que en España hay un gran número de excelentes escritores. Así lo explicó en la mañana de ayer antes de reunirse con el resto de los jurados del Premio de las Letras.
-En el debate del lunes no se habló del español.
-Es verdad. Está muy separado el debate político del cultural. Y es que la cultura está al margen de la política, algo gravísimo en un país como España que es cultura fundamentalmente y la cultura, además, es economía.
-¿Cómo se mide?
-En algunos simposios se cuantifica la importancia del idioma. Pero la clase política trata de obtener votos y hablar de estas cosas no da votos.
-Quizá incluso resta.
-Está estudiado, seguro. Los asesores de los políticos saben lo que les interesa.
-¿Goza de buena salud el español?
-Existe una unión fecunda entre las distintas academias iberoamericanas con la española. Eso fortalece al idioma.
-Pero los idiomas son de los hablantes.
-La labor de la Academia es importante para el idioma especialmente ahora que atiende más al valor del uso que a la normativa. Se unen el interés académico y el popular.
-¿Y la literatura?
-Soy optimista sobre la literatura en España. En las distintas lenguas se hace una literatura interesante y sobre todo muy variada. No hay una tendencia dominante. Hay distintas formas de acceder al hecho literario y cada una desde su punto de vista. Todas muy respetables y con calidad.
-Más allá...
-Sigue muy bien. La gran eclosión latinoamericana no se produce ya como en su momento pero la literatura participa de la capacidad creativa del idioma tanto en una como en la otra orilla del Atlántico.
-¿Es crítico con esa crítica que no ve más que fenómenos comerciales en las letras?
-Los que viven de la literatura tienen que vender libros. Pero apenas 15 escritores pueden vivir realmente de la literatura en España. El resto sigue publicando. En España se publican muchísimos libros, otra cosa es que se vendan. Hay muchísimos autores que venden 150 ejemplares y son estupendos. Hay excelentes escritores que venden mucho y excelentes escritores que no venden nada. La criba de todo eso la hará el tiempo.
-¿Vegetal o digital?
-El papel tiene todavía mucho que decir.
-Como cuanto.
-Por lo menos lo que podamos ver cualquiera de los presentes. En EE U se está dando una característica y es que vuelve el papel que parecía relegado.
-¿Un regreso objetivo o sentimental?
-No creo que sea sentimental. El constructo códice, que se abran las páginas en determinada forma, en torno al lomo y el cajo del libro es un gran adelanto tecnológico que aún tiene mucho que decir a la hora de leer.
-¿Vivimos tiempos de eclecticismo en la literatura?
-Más que eclecticismo lo que ocurre es que se abren muchas flores que decía Mao.
-Cien flores, cien escuelas...
-Eso es. Más que eclecticismo porque domine una doctrina que ni chica ni limoná, ni fui ni fa, hay posturas arriesgadas y definidas a la vez. Coexisten y no digo que convivan, sería demasiado decir.
-Escritores de pequeño volumen o si se quiere independientes sumados a muchas líneas da como resultado un gran futuro.
-Claro, no soy nada pesimista respecto a la realidad creativa literaria en España.
-Un país de lectoras.
-Sí, desde el siglo XVIII, desde la eclosión de la literatura gótica, a mediados del XVIII en Inglaterra, está fehacientemente comprobado que las mujeres leen más que los hombres.
-Al menos, ficción.
-Sí, efectivamente, ficción. Es lo que da volumen de edición y ventas. Miles de ejemplares.
-¿Y eso por qué?
-Hay una especie de resaca antigua. En el XVIII empiezan a acceder a la lectura aunque no a la Universidad. Y en sus gineceos, en los ámbitos en que solo ellas reinan, la lectura es un instrumento importante. Ahora no tiene ningún sentido hablar de gineceos pero hay una especie de atavismo.
