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"Le Monde" remonta el vuelo en la sede que ocupó Air France

El diario parisino inicia un despegue basado en contenidos exclusivos y de calidad, la contratación de firmas y un relanzamiento digital para los lectores menores de 30 años

"Le Monde" remonta el vuelo en la sede que ocupó Air France

Si hay un periódico escrito en francés relacionado con el prestigio y la cultura es "Le Monde". Ni siquiera la polémica originada por el libro de Pierre Péan y Philippe Cohen sobre la implicación en arreglos financieros que supuestamente comprometió la línea editorial del diario durante la etapa de Colombani y Plenel ha conseguido empañar la trayectoria de la cabecera que fundó Hubert Beuve-Méry, a petición de De Gaulle, en 1944 coincidiendo con la liberación de Francia. De hecho "Le Monde", que desde hace diez años ocupa la sede que anteriormente fue cuartel general de Air France, parece como si hubiera iniciado un despegue y mantuviese un vuelo sin turbulencias en medio del complicado panorama de la prensa hasta convertirse en un editor de noticias rentable.

No siempre fue así. En 2010, el diario francés de referencia del centro izquierda sufrió pérdidas de 10 millones de euros y tuvo que buscar nuevos inversores para mantener el negocio fuera de la quiebra. Ese año fue el de la soluciones. Louis Dreyfus, presidente del consejo directivo, aplicó lo que él llama "impulso de innovación". Ello conllevaba un plan digital y la apuesta decidida por periodistas de talento. Dreyfus suele recalcar que en "Le Monde" nadie cree que la impresión esté muerta. Se muestra optimista y alude a la oferta añadida del diario: "Cualesquiera que sean las dificultades o las pérdidas, la gente va a seguir comprando nuestro producto, en forma impresa o digital, siempre y cuando tengamos contenidos exclusivos".

Contenidos exclusivos, voilà. Ser distintos y exprimir la calidad más que otros. Digamos que "Le Monde" no se quiere apartar de la línea ortodoxa y entiende que hacerlo sería un suicidio para un periódico que en buena medida siempre se ha caracterizado por el rigor y la novedad intelectual que encierran sus páginas. Periodismo analítico y de fondo. Enfoques distintos. La enquête: los grandes reportajes de investigación, bien escritos, pulidos, hasta bruñidos, se podría decir, como la memoria de la anciana militante de izquierdas Camille Senon, superviviente de una terrible matanza en la Segunda Guerra Mundial, que acaba de rechazar la Orden nacional del mérito que le iba a imponer el primer ministro, Manuel Valls, publicado en la última edición del fin de semana.

"Vamos a sobrevivir y crecer si tenemos los mejores periodistas, y esa es la primera prioridad para nosotros". Es el mensaje que intenta transmitir Dreyfus. El presidente del directorio de "Le Monde" recuerda, en un post de "journalism.co.uk" que si, al contrario de lo que hace la mayoría de sus competidores, el Grupo no ha reducido personal es porque sólo van a sobrevivir y crecer los que sean capaces de promover la calidad y los contenidos exclusivos. Para ello no sobran, como es natural, los mejores recursos humanos.

Imprimir representa el 80 por ciento de los ingresos de la compañía que edita el periódico francés, y el 70 por ciento de los que provienen de la publicidad. De modo que en vez de desechar el papel en favor de una señal digital como única estrategia, el rotativo parisino ha invertido en nuevos talentos para mantener la atención y resultar atractivo para un amplio espectro de lectores. En la web de "Le Monde" opera un muro de pago. Por 17,90 euros al mes los lectores consiguen el acceso completo al contenido digital así como a las aplicaciones para móviles y tabletas. Por poco más, 19 euros al mes, el acceso es libre a la edición digital y también a la impresa, los siete días de la semana.

Otra de las novedades consiste en discutir activamente las estrategias del plan de innovación para mejorar rendimiento y contenidos, y trasladar esa discusión externamente a los lectores y al mercado de la publicidad. Así, todas las partes se mantienen al día. Para transferir ese concepto participativo, el Grupo ha puesto en marcha el "Festival Le Monde" donde los lectores pagan por reunirse con el personal y asistir a debates, espectáculos y talleres que promueve el diario. Los lectores menores de 30 años son un objetivo clave del crecimiento para el diario francés. A ellos van dirigidas las operaciones digitales que incluyen nuevos formatos de vídeo, textos escritos con imágenes en movimiento y otro tipo de novedades. Incluso el periódico, vespertino en su larga tradición, ha lanzado una aplicación que ofrece contenidos matinales desde las siete de la mañana. Los empleados más jóvenes han sido invitados a participar en un programa de enseñanza gratuita durante un año llamado la "Academia" con el fin de inculcar lo que es el diario y el espíritu que le guía desde su creación. Ellos tienen la oportunidad, además, de trabajar formando parte del equipo digital con libertad para aportar ideas y sugerencias sobre los productos que les atraen.

Actualmente en "Le Monde" nadie duda de que las coordenadas de vuelo sean las correctas. Igual que lo son las de las palomas alrededor de Victor Hugo del fresco de Plantu que simbolizan la libertad de prensa en la fachada de su sede parisina de Auguste Blanqui.

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