Un pintor que tiene un mundo propio y al que, pese a no tomar atajos, se le acabará reconociendo su importancia y singularidad más allá de las fronteras españolas. Es una de las convicciones que expresó ayer Juan Manuel Bonet, prestigioso crítico y poeta, además de director del Instituto Cervantes de París, para referirse a la obra de Miguel Galano (Tapia de Casariego, 1956). "Es un creador absolutamente atípico y excepcional", afirmó en la presentación de la monografía que el también exresponsable del IVAM valenciano y del Reina Sofía acaba de dedicar al artista asturiano.

"Accederá sin duda a la escena internacional", auguró Bonet, seguro del talento de un pintor que se ha mantenido ajeno a las modas y capaz de trasladar un estilo y un temblor muy personales a viejos géneros como los del paisaje, el retrato o el autorretato. Bonet no tuvo inconveniente en comparar la trayectoria que ha elegido Galano con la del italiano Giorgio Morandi (1890-1964), creadores de una rara coherencia que se mantienen fieles a su manera de entender el arte. Los grandes reconocimientos suelen llegarles tarde, pero acaba por hacerse evidente su talento. "Es el camino más difícil", añadió el crítico, que ha reescrito su libro sobre Galano hasta tres veces: ciento ochenta folios frente a los cien que le pedía el editor.

El pintor tapiego acogió los elogios emocionado, con un punto indisimulable de timidez, entre el "asombro" y la "felicidad", según manifestó. "Si me pongo a hablar de lo que le debo a este hombre (Bonet), nos daría la noche", dijo. La presentación se hizo finalmente en la sala gijonesa Cornión, donde Galano expone desde hace días una veintena de sus paisajes: escenas de esa especial geografía paisajística suya que va de Asturias a Cracovia. Entre el público, artistas asturianos de su misma generación y de otras: de Herminio a Melquíades Álvarez o Pelayo Ortega, y de Guillermo Simón a Edgar Plans, por citar a algunos de los presentes.

La monografía, editada por Hércules Astur, se presentó en realidad donde fue concebida hace diez años. Lo recordó el responsable del sello, Nicolás Egido, satisfecho con el resultado pero molesto con lo que describió como compromisos "incumplidos" por parte del Museo de Bellas Artes de Asturias: "El actual director (Alfonso Palacio) nos ha dejado con el culo al aire". Relató que el libro iba a presentarse en el Museo de Bellas Artes. Y añadió: "Al final, no ha podido ser".

Rubén Suárez, crítico de arte de LA NUEVA ESPAÑA, hizo una muy elogiosa semblanza, a su vez, de Bonet. "Los amantes de la pintura tenemos que estarle muy agradecidos, porque es un militante en favor de ella y alguien que ha influido en su desarrollo en España". Una referencia de Suárez al compromiso del crítico en los debates entre unas disciplinas artísticas y otras, que llega hasta ahora mismo. Para Suárez, este estudio de Bonet sobre Galano es un "libro monumental, emocionante y precioso". Y aún más: "Es un texto muy agradable de leer, tanto por el estilo como por su estructura, con un análisis en profundidad y entretejiendo la vida y la obra del artista". Suárez agradeció también a Bonet su apoyo al arte asturiano: "Nadie ha escrito más que él sobre los pintores asturianos, ni los ha apoyado tanto".

En la década transcurrida entre la idea inicial de dedicar una monografía a Galano y la publicación, el proyecto estuvo a punto de naufragar en alguna ocasión. "Me ha costado mucho escribir este libro", confesó el autor, antes de añadir: "Ha sido una aventura complicada, también institucionalmente". Bonet no ha querido ceñirse a la "monotonía" del discurso cronológico, al engarce sin más de las etapas vitales de Galano. "Me he fijado mucho en lo que se ha escrito de su obra desde Asturias", indicó. El escritor realiza en los distintos capítulos de su trabajos calas en la biografía del artista tapiego, desde su "prehistoria" en el occidente asturiano a su paso por Madrid en los años de la Movida. Y también en los grandes temas de un pintor que está "en la universalización de lo que tiene más cerca".