La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

RODRIGO CUEVAS | Músico

"Soy aventurero: estar sano es estar abierto a que pasen cosas"

"A los 9 años, después de piano, veía las obras de Lina Morgan; sabía los diálogos y me vestía como en las canciones"

Rodrigo Cuevas, en la plaza de la Gesta de Oviedo, dispuesto a refrescar el verano. MIKI LÓPEZ

-Tengo mucho más trabajo del que quiero, una casa hermosa en A Lama (Pontevedra), una burra llamada "Sofía", una pareja estable y las pitas están poniendo bien... Tengo un representante y me llaman los ayuntamientos. Aparte, siempre estoy feliz con lo que tengo porque sé que la felicidad no es tocar en Begoña en Gijón sino tener la cabeza amueblada.

Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) publica "Prince of Verdiciu" y se lanza al verano con el famoso ritmo de Verdiciu y el estreno de "¡Viva Grecia!". Su trabajo condensa música tradicional y electrónica, cabaré, monólogo de actualidad... Y todo tiene sentido.

-Nací en Ciudad Naranco, crecí en La Bolgachina, tengo una hermana, mi padre era bancario y mi madre -que hoy tiene el pub Corner's- trabajaba en una inmobiliaria. Me gustaba la música y a los 6 años los Reyes Magos me trajeron un teclado y mi madre me apuntó a clase de piano. A los 9 años me regalaron un piano y después de clase veía las obras de Lina Morgan -"El último tranvía", "Vaya par de gemelas"- que mi madre había grabado en vídeo. Sabía los diálogos, me vestía como en las canciones...

-No acabó piano.

-Me harté después de 13 años de Conservatorio. No iba a ser concertista porque no quiero estudiar ocho horas diarias. Soy antiacademicista, la mayoría de las cosas las aprendemos cuando nos lanzamos a trabajarlas.

-¿Hasta entonces nunca había decaído su vocación?

-Me gustan las experiencias intensas y en la adolescencia se puede ser muy intenso. Soy gay y no reconocía lo que me pasaba. Estaba con chicas sin mucho éxito y los machotes alfa me machacaban en clase y me acomplejaban. Todo influyó en mi búsqueda de evasión, de fiesta.

-¿Cuándo acabó esa fase?

-A los 18 años, cuando Pilar Lobo, profesora de Historia de la Música Contemporánea en el Conservatorio de Oviedo, me enseñó a amar la clásica contemporánea y me animó a irme.

-Se fue a Barcelona.

-Después de decidir que prefería la belleza de la vida.

-¿Y eso?

-Había estado en la movilización de la guerra de Irak, no controlaba el carácter y vivía resentido. Dos amigos se metieron muy pedos en medio de una procesión de Semana Santa de León y la Policía los sacó a golpes. Fui a interceder y también las llevé. En Comisaría los maltrataron. Nos retuvieron tres días para que bajaran las marcas y pensé que no quería una vida triste y enfadada.

-¿Sabía qué quería hacer?

-No entré en piano porque sólo había 5 plazas en la Escola Superior de Música de Catalunya. Empecé Sonología, pero me interesó más Etnomusicología, que no hice porque el jefe del departamento no me dejó cambiar.

-¿Cómo era su Barcelona?

-Músicos por la calle y libertad... hasta que vino la ordenanza cívica y acabó en lío. Al lado de la escuela había una casa okupa, "La Makabra", especializada en circo, donde ensayaban los de "Cirque du Soleil" cuando estaban en Barcelona. Había un ambiente alternativo y puntero y montamos una fanfarria.

-¿Tocó en la calle?

-Algo de clown con una amiga que hacía acrobacia con un hula-hoop y tocaba la tuba con una argentina, Julia Castillo, acordeonista y cantante. En verano recorrimos el Norte hasta Galicia. No teníamos coche y viajábamos en autobús con dos carritos en los que llevábamos dos amplificadores, la batería de coche para conectarlos, el cargador de la batería, el transformador, tuba, acordeón, maletas para dos meses, tienda de campaña, sacos de dormir.

-¿Por qué dejó Barcelona?

-El grupo en que tocaba se deshizo, dejé la escuela, desalojaron la casa okupa donde vivía y mi novio volvía a Galicia. Alquilé una casa en Santiago de Compostela con una amiga, pero el invierno se me hizo duro y pensé "quiero ir a un sitio donde la gente nazca y muera en la misma casa". Y quería tener animales, que había sido una pasión infantil. Conocí a un amigo en A Lama, encontré una casa superbarata, compré cabras, ovejas, un burro, patos, gallinas, conejos y, de repente, era pastor y vivía solo.

-De Barcelona a A Lama.

-Descubrí un mundo tradicional en una aldea con tres casas habitadas. Para ir a Santiago tenía que andar cinco kilómetros con la tuba hasta el autobús. ¡Era tan bonito! Hacía quesos, ordeñaba las cabras y la gente del pueblo me enseñó a matar corderos y pollos. Aprendí música tradicional con las señoras que cantan. Necesité este conservatorio.

-¿Y la música?

-Trabajaba una vez cada quince días en Luar tocando la tuba con un humorista y alguna cosa más. Al segundo año llegaron unas amigas. Estuve en un grupo en Pontevedra que hacía música tradicional con electrónica.

-Grabó un disco.

-En un curso de percusión tradicional en Peñamellera Alta conocí a un chico que hacía música electrónica en Valladolid y decidimos hacer un disco, "Yo soy la maga", que tuvo poca repercusión y fue duramente criticado en el sector folclórico gallego. Reduje el rebaño porque hice videoclips, uno en Italia. La cámara era Lúa Gándara y surgió que tocáramos juntos.

-"La dolorosa compañía".

-Sí. Tuve un amor de ésos que te despeinan, muy pasional, loco, insano, y quedé tan hecho polvo que se me ocurrió hacer ese espectáculo callejero con canciones de mucho sufrimiento, de Concha Piquer, tan tremendas que hasta convierten lo doloroso en risa. Lúa, que está como una regadera, puso su parte de lírica y performance. Allí aprendí a hablar sobre el momento.

-Su espectáculo actual.

-Hace dos años vine solo al festival Localidades Agotadas con una actuación de más folclore, me sentí cómodo, gustó y me dije "voy a tirar por aquí". Lata de Zinc me arropó para entrar en el underground asturiano y pasé a tener mucho trabajo a 4 horas de casa. Dejé un contrato indefinido en la panadería por lo más inestable. Soy aventurero, porque estar sano es estar abierto a que ocurran cosas y sentir que vivo. Aunque cuantos más años cumples...

Compartir el artículo

stats