El Papa Francisco reiteró ayer su deseo de avanzar en la unidad entre la Iglesia apostólica armenia y la católica sin "sumisión" ni "absorción" entre ellas y a tal fin solicitó la bendición del patriarca armenio, Karekin II. "Que la Iglesia armenia camine en paz, y la comunión entre nosotros sea plena. Que brote en todos un fuerte anhelo de unidad", dijo el Papa durante la divina liturgia celebrada en la sede apostólica de Etchmiadzin, en su último día de viaje al país.

El Pontífice refirió que esta unidad "no debe ser ni sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno, para manifestar a todo el mundo el gran misterio de la salvación llevada a cabo por Cristo, el Señor, por medio del Espíritu Santo".

"Acojamos la llamada de los santos, escuchemos la voz de los humildes y los pobres, de tantas víctimas del odio que sufrieron y sacrificaron sus vidas a causa de su fe; tengamos el oído abierto a las jóvenes generaciones, que anhelan un futuro libre de las divisiones del pasado", señaló. Al término de su alocución, Francisco se dirigió al patriarca supremo armenio y solicitó su bendición. "Y ahora, Santidad, en nombre de Dios te pido que me bendigas, a mí y a la Iglesia católica, que bendigas esta nuestra andadura hacia la unidad plena", señaló el Pontífice argentino.

En ese momento, el patriarca se levantó de su trono y acudió hacia Bergoglio para abrazarle. La divina liturgia se celebró en la sede del Patriarcado, y Francisco asistió a ella sentado en un trono ubicado a un lado del altar donde Karekin II oficiaba la ceremonia, de espaldas a los fieles y cantada prácticamente por completo.

De este modo Francisco reiteró su deseo ecuménico, uno de los objetivos de este viaje, dirigido a ahondar en las relaciones entre la Iglesia católica y la apostólica armenia, escindida de Roma desde hace más de 1.500 años y la oficial y mayoritaria en el país.

La agenda del Papa prosiguió con varias citas privadas, entre ellas un almuerzo ecuménico, y con la visita al monasterio de Khor Virap, frente a las clausuradas fronteras turcas y donde ambos líderes religiosos liberaron dos palomas en señal de paz. Después acudió al aeropuerto internacional de la capital armenia, Ereván, para poner rumbo de vuelta a Roma.