El artista asturiano Quique Herrero es el autor, desde hace años, de la singular pieza bautizada como Rufo, al que la organización de la "Semana negra" y los asiduos al multitudinario festival literario gijonés consideran como la mascota de la cita. Rufo, trabajado en distintos materiales, muta su fisonomía en cada una de las ediciones del certamen. Hay coleccionistas que se dan codazos por hacerse con una de estas figuras.

Este año, bajo el aldabonazo de los miles de refugiados que llaman a las puertas de Europa y con la retina aún dañada por las imágenes de Elian y otros niños ahogados, Quique Herrero ha creado un Rufo muy especial. "Es un homenaje a todos esos refugiados; he preferido una figura que no fuera explícitamente dramática y que expresara, más bien, ternura", explicó ayer. Este Rufo refugiado lleva en sus manos un osito de peluche que también ha perecido ahogado, como esos niños del exilio forzado por la guerra. Y en su cara hay tristeza al ver cómo marchan las cosas a un lado y otro del mundo.