"Juno", la sonda con el nombre de la esposa de Júpiter, ha llegado a su destino, a la órbita del mayor planeta del Sistema Solar, después de cinco años de viaje. La NASA, responsable de esta aventura científica, quiere comprender mejor el origen y la evolución del gigante de rocas y gases y de esa forma despejar incógnitas sobre la evolución de la región espacial en la que está la Tierra.

La sonda orbitará el planeta durante casi dos años, con una fecha límite, febrero de 2018, y observará diferentes áreas y aspectos del astro que todavía no habían sido estudiados a fondo por misiones anteriores.

Los orígenes y la evolución del Sistema Solar reúnen el grueso de las preguntas que los científicos norteamericanos quieren despejar con esta nueva prospección. Según algunas hipótesis, Júpiter se formó en las cercanías del Sol y después fue tomando distancias hasta su actual posición. De confirmarse esa posibilidad habría que analizar las formas que sucesivamente fue adoptando el planeta y las modificaciones que experimentó, no sólo en cuanto al radio de su órbita. La influencia de esa metamorfosis en el resto de objetos del Sistema Solar también tiene el máximo interés.

La sonda, lanzada en agosto de 2011, lleva el nombre de la esposa del dios Júpiter en la mitología romana. Continúa los pasos de otras misiones, como Galileo, para lograr nuevos datos sobre el planeta y sus lunas.

"Juno" obtendrá información, durante sus órbitas incesantes, sobre el agua presente en la atmósfera de Júpiter, lo que puede ayudar a resolver dudas sobre las distintas teorías en torno a la formación del astro. Asimismo, determinará la composición, temperatura y dinámica de los gases de la compleja atmósfera. La realización de un mapa de los campos gravitatorio y magnético de Júpiter, que orienten sobre su estructura interna, es otra de las tareas a destacar dentro del programa de "Juno", que no dejará de analizar la magnetosfera del planeta cerca de sus polos y, especialmente, sus auroras, lo que puede ayudar a comprender cómo el intenso campo magnético afecta a la atmósfera de Júpiter.

Jupiter tiene una masa 318 veces superior a la de la Tierra y un volumen 1.317 veces más grande. Realmente, es un cuerpo masivo gaseoso, formado principalmente por hidrógeno y helio, y carece de una superficie interior definida. Las sondas Pioneer confirmaron la existencia del campo magnético joviano y su intensidad, 10 veces superior al terrestre, contiene más de 20.000 veces la energía del campo terrestre. Descubrieron asimismo que la onda de choque de la magnetosfera joviana se extiende a 26 millones de kilómetros del planeta.