La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un camino entre pucheros

La boroña preñada, por encargo

El cordero al horno de leña es una de las especialidades de Mar Martino, propietaria y cocinera del bar-tienda Casa Xuacu en Coya (Piloña)

Mar Martino Costales, delante de una vara de hierba en un prau de su propiedad que se puede ver frente a su establecimiento. ANA PAREDES

Piloña bien merece varias visitas para poder disfrutarlo con calma y sin prisas. Tiene numerosos lugares que descubrir en medio de la naturaleza y caminos que llevan a lugares únicos que sorprenden por su autenticidad. Ése el caso del bar-tienda Casa Xuacu, que se encuentra en el barrio de La Panda, en el guapo pueblín de Coya, en Piloña, ubicado en la parte baja de lo que hasta hace un tiempo fue una casa rural y desde hace dos años es lugar de encuentro de buena parte de los vecinos del pueblo y de los viajeros que buscan buena comida tradicional.

No es de extrañar, pues la propietaria y cocinera de este entrañable lugar es Mar Martino Costales, una veterana de la hostelería, con sobrada experiencia en la cocina y el trato con la clientela. "Yo llevo ya 26 años detrás de un mostrador", afirma mientras está pendiente de la boroña preñada que realizó por la mañana y está en el horno de leña. Allí, en la pared, hay una foto de su padre. "A él le encantaba el trato con la gente. Era muy hablador y cariñoso con las personas que se alojaban aquí cuando esto era casa rural. Mi padre se crió aquí. Le puse el nombre al local como un homenaje a él, que era un paisano encantador", añade, no sin cierta emoción en la voz.

En su pequeño y acogedor comedor, para unas veinte personas, con paredes donde manda la madera, y delante de donde se encuentra la zona de tienda, con productos de todo tipo, los clientes de este local sencillo pero al tiempo lleno de personalidad pueden disfrutar de algunas de las especialidades de Mar, como son la fabada y cordero al horno o en caldereta. Tiene también mucha fama su boroña preñada, pero ésta sólo se hace por encargo. Eso sí, llegado el buen tiempo la gente prefiere comer en la terraza, con unas vistas preciosas, sombra, parrilla y capacidad para unas cuarenta personas.

Junto con la fabada y el cordero, el fin de semana también se pueden degustar otros platos, dependiendo del día que se vaya y de la temporada. Es decir, como en tantos bares en la zona rural, la carta "se canta según lo que haya ese día". Así, entre algunos de esos platos que se pueden encontrar están, por ejemplo, la paella de marisco, arvejos con jamón, pote de verduras, gochín al horno, tortos con picadillo y huevos fritos o algunas de sus especiales ensaladas, como son la de pollo con salsa de yogurt, la de mango o la templada de gulas, todas con unas salsas que elabora la propia Mar.

Pescados no hay, pero sí los prepara si se los encargan, como es el caso de la caldereta. En carnes, todas de la zona, también ofrece carne guisada e inclusive empanada de carne, todo ello bien acompañado de un pan riquísimo que también elabora la propia Mar. En cuanto a postres, además del arroz con leche, también hay queso fresco con frutos rojos o tarta de queso.

Para llegar a este sitio de buen comer y auténtico como la propia Mar hay que coger la salida de la AS-255 (Infiesto-Villaviciosa) hacia La Panda. El último kilómetro para llegar es estrechín y hay que tomarlo con calma, pero se llega sin problemas. Tiene aparcamiento y espacio para que jueguen los niños en una zona infantil en el prao. Imprescindible reservar en el 662280173.

Compartir el artículo

stats