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El anclaje riojano de los Bueno

La familia del pensador mantiene casi intacta la casa que fue de sus antepasados, en el centro histórico de la ciudad, junto a un significativo grafiti con una cita de Platón

Un ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA de ayer, sobre la mesa de una sala de la casa familiar de los Bueno en Santo Domingo de la Calzada. ÁNGEL GONZÁLEZ

El número 104 de la calle Mayor linda con la tapia de un solar vacío en el que el destino ha puesto un grafiti con una cita de Platón. "Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro", dice muy al caso el mural filosófico, vecino de puerta de la casona de los Bueno en Santo Domingo de la Calzada. Es la casa del siglo XVI de los padres del filósofo, tan intacta y resistente al paso del tiempo que en lo que en otra época fue consulta y hasta quirófano conserva las vitrinas con el instrumental quirúrgico del padre y del abuelo médicos, y el maletín con las herramientas de trabajo, y el mobiliario de otra época y los retratos familiares en sepia que convierten la entrada en un reconfortante viaje en el tiempo. Sobre una mesa, un ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA de ayer, con la última foto que uno de sus nietos tomó del filósofo en portada, da testimonio de la despedida al inquilino ilustre del inmueble.

La casona, grande como las de antes, los techos altísimos, rematada al fondo con un jardín con un enorme tilo, ciruelos y manzanos que llega hasta la misma muralla del siglo XII que delimita el casco antiguo de Santo Domingo, pertenece a la Fundación Gustavo Bueno y es el anclaje, posiblemente ampliable en el futuro con el traslado de fondos bibliográficos de la Fundación, que la familia del pensador mantiene y desea preservar con su ciudad de nación.

Gustavo Bueno Sánchez recordó en su intervención del acto de despedida de su padre que fue su tía Marita, fallecida hace cinco años, la que más intensamente quiso preservar el vínculo de la familia con la ciudad riojana a través de la casa familiar. "Aquel mandato de la hermana mayor de Bueno es el que nos ha determinado", precisó, "a tener un panteón" en el cementerio y a que la localidad "se convierta en la patria de los antepasados" y la casona en sede de la Fundación Gustavo Bueno y la ciudad en lugar de promoción desde hace trece años de los cursos de verano promovidos por la entidad.

Tiene la fachada del refugio de los Bueno una placa en la que la Fundación homenajea a sus habitantes ilustres, de momento solamente a los médicos de dos generaciones que pasaron consulta, operaron y atendieron partos aquí, el padre y el abuelo de Gustavo Bueno, Gustavo Bueno Arnedillo (1885-1975) y Santos Bueno Roqués (1854-1926). Tiene el interior una frescura que se agradece en agosto, braseros y chimenea y el aroma inconfundible de haber alojado en otro tiempo a varias generaciones de habitantes ilustres.

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