Nick Lowe ha estado en la innovación, pero también ha sabido mantener y acoplar a los tiempos su universo pop. Fue uno de los referentes del punk, la nueva ola y otros movimientos colaterales surgidos entre el "puente" de los setenta y los ochenta. Hoy (21 horas) es el protagonista del concierto de la plaza Mayor en la Semana Grande de Gijón. Llega en esa nueva y espléndida versión que da la madurez bien llevada.

Con el tiempo ha tenido herederos con otro paso musical que han adorado su obra, caso de "Wilco", que grabó "I Love My Label" y que, como en alguna ocasión contó el propio Lowe, fue algo inesperado. De hecho, con "Wilco" anduvo de acompañante en diversos escenarios para cantar juntos de cuando en cuando la pieza o en otras reuniones más de estudio reinterpretando canciones como "Cruel to be kind".

En fin, un largo mundo que está presente en diversas variantes, como la magnífica elaboración en la producción de discos de Elvis Costello, Graham Parker, "The Pretenders", "Dr Fleetgood" y tantos otros.

Por apuntarse tantos a favor de su historia tiene el tanto del parentesco con Jonny Cash, que, entre otras cosas, versioneó a mediados de los noventa "The beast in me". De esa canción hablan largo y tendido Lowe y Cash en un documental; la pieza posteriormente apareció en la colección de directos de Montreux.

Pero también se encontró Lowe en conexión con Ry Cooder. Es, en fin, un personaje respetado durante décadas por todos los segmentos musicales; sea por la vía del punk de "The Damned", sea por su cercanía a géneros como el country (que siempre le gustó) o sea por los diversos movimientos ya citados líneas atrás.

La solidez y el esplendor de su carrera vienen de origen, de su toma de contacto en la escena con "Rockpile", que se ponía en marcha en 1976 con Dave Edmunds, y, como tal origen, andaban en la onda de muchos grupos británicos de entonces, pegados a los pioneros del rock. A consecuencia de diversos problemas con los derechos, contratos y otros asuntos sólo salió al mercado el disco "Seconds of pleasure".

Eso fue un principio que empujaría una carrera de lo más prolífica y que tiene grandes episodios en la escena, casi de relato de libro. Léase "Little Village", la banda que formó a principios de los noventa con John Hiatt, Jim Keltner y el citado Ray Cooder. Lowe comentó que le ayudaron mucho para seguir en el mundo musical, aunque desveló que había que torear con el fuerte carácter de Ry Cooder, músico al que admira y con el que bordaban canciones como "Fool who knows".

Pero, como se evoca en su biografía, esos pasajes citados del cantante británico son el pasado de una larga, productiva y talentosa carrera que nació en medio de la potente creatividad de la escena británica de los años setenta. Ahora lleva un tiempo en un largo asalto, también con diversas fases, que culminó en los últimos años, con su pose de cantante solista, aunque siempre dejando señales de su desbordante manera de crear. Y en este último mundo, pongamos desde mediados de los años noventa, hay un gran reparto en su obra con discos como "The impossible bird" (1995) y más adelante "The old magic", momentos que paseó en su gira española en 2013 y que pasó por el Niemeyer de Avilés hace tres años. Nick Lowe regresa a Asturias con esa nueva pose de pelo plateado, con aspecto de caballero conservador británico y en claves diferentes a aquellas del punk, que, claro, al igual que él, ya hace tiempo que el paso del tiempo le ha dado el título de clásico.