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Un camino entre pucheros

Una comida con inspiración

Chipirones con cebolla confitada, fabada, pitu caleya y cabrito son algunas de las especialidades del restaurante del hotel La Casona de Entralgo, en Laviana

El área recreativa Campa Felguera.

Entralgo es un pueblo inspirador para aquellos que han leído, por ejemplo, "La aldea perdida", del escritor asturiano Armando Palacio Valdés. La introducción viene a cuento porque, muy cerca de la casa donde vino al mundo tan ilustre y querido literato, está el hotel-restaurante La Casona de Entralgo, en Laviana, un lugar también con mucha historia, pues antaño fue un bar-tienda de gran fama conocido por el nombre de Casa Tránsito.

Quien conoce toda la trayectoria de este lugar es Javier Sánchez Sánchez, que, junto a su socio Ángel Álvarez Fernández, se hizo cargo del edificio, rehabilitándolo de forma escrupulosa y al tiempo modernizándolo buscando la funcionalidad y la comodidad de los clientes. ""Se mantuvo la casa original y se dio altura, por eso es que el hotel tiene dos plantas más el comedor". No cita Javier, sin embargo, esa especialísima terraza que tiene en el cómodo jardín interior, donde se rinde homenaje a la tierrina con un gran hórreo, ubicado en la parte central, al que no le falta de nada. El espacio que hay bajo el mismo es muy demandado por la clientela para comer o cenar llegado el buen tiempo. El local abrió como restaurante en 1999 y como hotel un año después. Y añade, a renglón seguido, que su local "fue el primer hotel rural que se abrió en el concejo".

Lo cierto es que se nota la querencia de Javier y de Ángel por mantener viva tanto la memoria del viejo local y del mundo rural. El restaurante está lleno de detalles curiosos: fotos en blanco y negro de sus antiguos propietarios y de cómo era el edificio original, de romerías, lecheras, una pesa romana, ristras de maíz, colecciones de sifones, de viejas radios, de calderos para ir a la fuente, e incluso un viejo piano y hasta una foto muy antigua de Armando Palacio Valdés asomado al balcón de su casa en Entralgo.

Quien manda ante los fogones es Marta Vázquez, experta en platos tradicionales y también otros más propios. Además de la fabada, "que aquí se vende todos los días de forma espectacular". Otros platos demandados son los chipirones encebollados al estilo La Casona, pitu caleya, cabrito y cordero. Tienen de lunes a viernes dos menús, con tres primeros y tres segundos a elegir, de 8,5 y de 12,50 euros, mientras que en fin de semana se incrementa el número de opciones a elegir y también cambian las elaboraciones, siendo el precio de uno a 18 euros y del otro a 25 euros.

Entre algunas de las elaboraciones que se pueden comer en este local están -junto con los ya citados fabada, pitu caleya, chipirones al estilo de la casa y el cabrito con patatinos- el cachopo, la brocheta de pixín y langostinos, bonito fresco guisado, escalopines al cabrales y calamares a la romana con alioli.

En cuanto a la carta, es amplísima y para todos los gustos. Allí se oferta, por citar apenas algunos platos, sopa de pescado, ensalada de pescado, mariscos y ahumados; cordero a la estaca y paletilla de lechazo (estos dos por encargo), tabla de tostas, setas a la plancha; bacalao a la vizcaína y pixín a la crema de setas. En postres hay variedad de tartas además de flan y arroz con leche.

En fin de semana es necesario llamar y reservar en el teléfono 985601206. Cierran los miércoles por descanso.

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