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La marañuela de Peñas, en helado

Candás y Luanco olvidan sus disputas por el dulce con el nuevo cucurucho que alterna pastas de ambas villas "Es hacerlo y venderlo todo", dice el heladero

La eterna rencilla entre Candás y Luanco por la marañuela se olvida a lametones. El postre típico de Peñas se sirve ahora también en helado, con la peculiaridad de que la receta alterna pastas de ambas villas. "Es hacerlo y venderlo todo, tanto en Carreño como en Gozón; no damos a abasto", asegura su creador, Rubén Fernández. El heladero artesano cuenta que cedió a la presión popular al decidir hacer su propia versión del dulce: "Muchos me decían: 'Haces de arroz con leche, de fresas de Candamo, de donuts... ¿Y el de marañuela para cuándo?'". La respuesta la dio este verano cuando sorprendió a su clientela con el nuevo sabor. "Procuro turnar las dos recetas para evitar disputas. A ver si los candasinos y los luanquinos las diferencian", reta.

La galleta gélida de Helio Hermanos entra sola. Es suave, dulce y guarda ese sabor típico que tanto identifica a Candás y Luanco. El helado sabe a marañuela de verdad. Eso sí, a Rubén Fernández le costó dar con la fórmula correcta. "La primera vez que lo hice era pesadísimo. Con un sólo helado, parecía que te habías comido una docena de marañuelas", asegura entre risas. La clave fue quitar la nata. Ahora los ingredientes son una base neutra de helado, marañuela, azúcar y limón para reforzar su sabor. "Encargo marañuelas tan grandes como barras de pan. En forma de chapata, porque así se pulveriza mejor sus ingredientes", explica mientras las desmenuza con la manos sobre dos recipientes de seis litros en su local de La Baragaña, en Candás.

El proceso de elaboración no es complejo: se mezclan bien todos los componentes con una batidora y se introduce su contenido durante diez o quince minutos en la mantecadora o máquina de helados. Este equipo lo que hace es cambiar la textura de la elaboración, al pasar de un estado líquido a semisólido por medio de agitación y frío. "Cuando está lista, distribuimos el helado por las bandejas. Esta vez son cinco", dice en plena faena. Le ayudan Daniel de la Calle y su hija Alba Fernández. "Para terminar se adorna el dulce con marañuelas para que la gente identifique su sabor y se mete durante unas horas en el congelador", agrega.

Después de ello, la marañuela helada ya está lista para servir. Tanto en cucurucho como en tarrina. Helio Hermanos, una empresa con más de 80 años de historia, con tiendas en Candás y Luanco, produce a la semana una media de diez bandejas de 5,25 litros cada una. Y todas se venden. "Es una locura. El éxito que está teniendo es increíble. En Luanco, el primer día que lo lleve el helado no duró ni hora y media. Será la novedad", dice Fernández, hijo de Herminio, uno de los fundadores del negocio que da nombre a la plaza del muelle en Candás.

Ahora bien, el sabor estrella sigue siendo el de arroz con leche, del que también producen más cantidad. "Llevamos dos años intentando hacer más de la cuenta para dejar algo para el verano que viene. Pero no hay manera. Se vende todo", asegura. Y es que quien lo prueba, repite. Como pasa con el de marañuela.

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