Artistas de distintas generaciones, poetas, escritores, cineastas, discípulos de disímiles edades y hasta dos expresidentes del Principado (Pedro de Silva y Vicente Álvarez Areces) rubricaron ayer con su presencia el homenaje en marcha a Alejandro Mieres, uno de los nombres fundamentales de la pintura que se ha hecho en Asturias en el último medio siglo. La inauguración de la exposición retrospectiva de este creador, que acogerá hasta el próximo 16 de octubre el gijonés Museo Barjola y en la que se reúnen sesenta piezas representativas de seis décadas de indesmayable trabajo, permitió al pintor, de 89 años, disfrutar emocionado y sencillo del amplio reconocimiento que le tributaron los numerosos representantes de la cultura asturiana que participaron en el acto.

"Este es un lugar muy importante para mí y agradezco vuestra presencia hoy (por ayer) aquí, y que os molestéis, además, en querer conocer un poco más mi obra", afirmó Alejandro Mieres, quien recibirá el próximo miércoles la Medalla de Plata del Principado. Su intervención fue breve, pero largos e intensos los aplausos con que fue respondido. Hubo hasta algún "bravo". Entre los asistentes, el poeta y premio "Cervantes" Antonio Gamoneda. Leyó el texto que ha escrito para el catálogo de esta exposición, pero antes no dudó en insistir en el elogio del pintor. Lo hizo desde el "afecto y el respeto": "Además de gran artista es una persona ejemplar, un ser humano del que quizás tendremos que aprender bastante". "Su persona está a la altura de la extensión y calidad de su obra", añadió.

Gamoneda, quien aprecia la "lírica de las formas" de la pintura de Alejandro Mieres, describió a este último como una persona "bondadosa y generosa". El artista, que nació en Astudillo (Palencia), llegó a Gijón en 1960 como catedrático de Dibujo del instituto Jovellanos. Su vida ha estado ligada desde entonces al Principado. Gamoneda explicó a este periodista que ha compartido con Alejandro Mieres (el pintor es cuatro años mayor que el poeta) "un pensamiento moral sostenible". "Está ligado, más que a ideologías concretas, a una realidad que es necesario modificar", añadió. Intervinieron, asimismo, el viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez, y Víctor Picallo, inspirador de este homenaje. Mónica Cofiño, acompañada por el músico Roberto Fernández, ofreció una especial coreografía.