"Por dentro estoy dando saltos aunque por fuera parezca serena. Esta noche seguro que me hincharé a llorar". Con esta expresión agradeció la escritora Isabel Bono la concesión del premio "Café Gijón" 2016 por su novela "Una casa en Bleturge". El galardón, patrocinado por el Ayuntamiento de Gijón, está dotado con 20.000 euros y la publicación de la novela por la editorial Siruela.

El jurado del premio, reunido el pasado martes en el Café Gijón de Madrid, seleccionó "Una casa en Bleturge" entre las casi mil obras presentadas por "su carácter sumamente original y exigente. Isabel Bono ha sabido elegir el tono de cada uno de los personajes de esta tragedia familiar expresando los sentimientos que les unen y les separan. Cada una de las voces es creíble", señaló la presidente del jurado, Rosa Regás.

"Una casa en Bleturge" explora las relaciones humanas de un matrimonio sexagenario que perdió a uno de sus hijos a los cuatro años y que tiene otra hija ya mayor. El hijo muerto es el eje sobre el que giran las relaciones y los sentimientos de culpabilidad y de soledad. "La soledad y el dolor no se desgastan nunca aunque sean dos experiencias terribles. Es una novela a la que puede costar entrar pero, una vez dentro, engancha", aseguró la autora.

Isabel Bono (Málaga, 1964) es una escritora atípica. No sólo rechaza el academicismo literario de su etapa escolar, sino que presume de una formación científica alejada del mundo de las letras: "Llevo una tabla periódica de elementos en la cartera en lugar de la estampa de un santo. Incluso de vez en cuando resuelvo alguna ecuación integral por gusto. Al escribir se nota que no tengo formación de letras y estoy encantada de que se me note". Esta mala relación con los clásicos se inició en sus años estudiantiles, a pesar de que desde los siete años ya escribía cuentos y relatos. "Me gusta leer, pero en el colegio me ponían lecturas que no entendía por lo que acabé odiando todo eso. Soy absolutamente vocacional a la hora de leer y escribir, pero no para estudiar lengua y literatura", afirmó.

Pero este aparente desdén hacia la formación literaria no esconde su amor hacia el ejercicio de escribir: "Escribir es vivir más, vivir muchas vidas. Es ganar vidas extra como en los videojuegos. Puedes convertirte en los que quieras cuando escribes y por eso no entiendo que no escriba todo el mundo".

Bono confesaba estar "disfrutando del premio, aunque ahora seguro que me entra miedo a decepcionar al público". "Una casa en Bleturge" cabalga entre la novela y la poesía. Los personajes son inventados aunque con aportaciones de propias experiencias -"soy ama de casa y estoy acostumbrada a aprovecharlo todo", bromea- y alejada de la actualidad. "No busco temas pegados a la actualidad, sino más intemporales. Mi poesía no es social ni está hecha para declamarla en público; es intimista más dada al susurro".

La concejal de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Gijón, Montserrat López, calificó el premio "Café Gijón" como "uno de los emblemas de nuestra ciudad" y, tras 66 ediciones, auguró "un futuro solvente" para el mismo "ya que está preparado para resolver todas las dificultades que se le presenten".