¿Debe el Estado prohibir el burkini como hizo Francia? Los expertos coinciden en que no, y abogan por el respecto a la libertad individual de la persona. Por eso, y por establecer políticas de igualdad reales para que las mujeres puedan decidir si quieren o no cubrirse con velos, con burkas o con burkinis, por propia elección u obligadas por su religión y cultura.
Ésta es, en síntesis, la conclusión a la que se llegó ayer en la mesa redonda titulada "La prohibición del burkini", con la que se inauguró en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo el máster de protección jurídica de las personas y los grupos vulnerables, que coordinan los profesores Miguel Presno y Ángel Espiniella. Fue un acto que se prolongó algo más de lo previsto por lo animado del debate posterior.
La actuación de cuatro agentes franceses días atrás recriminando a una mujer musulmana en la playa Niza por vestir un burkini, y obligándola a quitarse algunas prendas, fue ayer duramente criticada.
Almudena Cueto, directora del Instituto Asturiano de la Mujer, cargó contra el extremismo radical musulmán que fuerza a las mujeres a utilizar este tipo de vestimentas. Y recordó que este avance coincide en un momento en el que Europa recibe oleadas de emigrantes a las que no sabe dar respuesta.
Pero respecto a la decisión de Francia fue muy crítica. "El Estado no puede ir de manera individual contra una persona, pero sí denunciarlo y no aceptar esa forma de discriminación hacia la mujer, que no sólo se ve obligada a vestir esas prendas, sino que además, en público, se le recrimina por ello, cuando ella no puede defender su derecho a la libertad".
Benito Aláez, catedrático de Derecho Constitucional y experto en el uso del velo islámico, explicó que al problema de la falta de igualdad de género se suman otros dos. Uno es político, por el choque de civilizaciones. "Francia está hipersensible por el terrorismo yihadista. Los ánimos están exaltados y entonces se ha estigmatizado a esta mujer". El otro son las restricciones a dos derechos fundamentales: el religioso y a la propia imagen.
Y ofreció datos interesantes. En Francia, en el año 2010, sólo 1.900 mujeres usaban burka de entre 5 o 6 millones de musulmanes. "No parece que haya motivo para pensar que existe un problema de orden público que obligue a legislar", afirmó el profesor.
La profesora de Derecho Constitucional María Valvidares explicó que para justificar la adopción legal de restricciones deben darse tres características: problemas de seguridad, de orden público y la vulneración de los derechos fundamentales de terceras personas.
En su intervención expuso que el Consejo de Estado francés suspendió la prohibición del burkini en una de las ciudades que había adoptado esta medida porque suponía un "atentado grave y evidente contra libertades fundamentales".
Según Valvidares, "en Francia hay un acuerdo básico para la convivencia según el cual es necesario que se vean los rostros porque si no, no hay interacción social. No sólo no se ha incrementado esa interacción, sino que el efecto ha sido el grave deterioro al que se han visto sometidas esas mujeres y su movilidad, porque muchas habrán tenido que dejar de salir a la calle", afirmó.
En la mesa de debate hubo consenso: "Defender el velo no es defender el velo en sí, sino las libertades personales", resumió María Valvidares. "El Estado está obligado a asegurarse de que los grupos opuestos se toleran, no a suprimir las causas que generen tensión".
