El futuro. Esa concepción lineal del tiempo que ha servido como una incansable fuente de inspiración para la literatura y el cine de ciencia ficción. Sociedades utópicas basadas en la tecnología o metrópolis agobiadas por la industria. Sea como fuere, la realidad no ha conseguido llegar tan lejos como las grandes mentes creativas imaginaron. En 1968, el director Stanley Kubrick creyó que en el año 2001 ya tendríamos ciudades habitables en la Luna y podríamos viajar hasta Júpiter. En 1989, el protagonista de Regreso al futuro, Marty Mcfly, viajó con su DeLorean hasta un 2015 en el que los coches podían volar, algo que en pleno 2016 parece lejano ? y más aún viendo los vaivenes del precio de la gasolina? Pese a que su concepción del futuro no encaje con nuestra realidad, muchos de estos libros o largometrajes han pronosticado invenciones que hoy son elementos cotidianos para nosotros.

Centrándonos en el joven McFly: en "Regreso al Futuro 2" nos dejaba boquiabiertos con unas zapatillas que se abrochaban solas. Bien, pues el gigante Nike (marca que coincide con la de la película) anunció la semana pasada que el próximo noviembre saldrán al mercado las zapatillas deportivas con "robocordones". Se trata de las Nike HyperAdapt 1.0. Aún se desconoce su precio final (aunque intuimos que será elevado) y cuándo llegarán a España. Lo que si sabemos es que se ajustarán automáticamente con unos botones al lado de la lengüeta y contarán con una batería recargable que durará dos semanas hasta la siguiente carga. La compañía ha confirmado que este calzado (con un diseño diferente a l que podemos ver en la película) estará disponible en diferentes colores. Aunque este invento ha surgido por la demanda de los fans, ha habido otros casos muy llamativos en los que la ficción fue antes que la realidad. En la actualidad, no resulta extraño ver a alguien hablando por teléfono o navegando por Internet con un "smartwatch". Esto ya lo hacía Dick Tracy en la tira cómica que protagonizaba en los años 30. Si bien no se conectaba a Internet, el detective de la gabardina amarilla (al que Warren Beatty encarnó en 1990 en una más que aceptable adaptación) podía hacer llamadas y comunicarse a través de su reloj de pulsera. Chocante para una década en la que el teléfono ni siquiera era un aparato cotidiano en el hogar.

Quizás más llamativo sea el caso de "El juego de Ender", escrito por Orson Scott Card en 1985. En esta obra esencial de la literatura de ciencia ficción se nos presenta de una forma muy sutil el poder de Internet. Mientras Ender se entrena en el espacio para hacer frente a una raza alienígena invasora, sus hermanos, Peter Wiggin y Valerie, crean un blog en lo que ellos denominan "las redes" para trata de influenciar a la opinión pública con sus ideas. Les invito a que descubran el resultado ustedes mismos, pero estamos hablando de la idea actual de "influencer", ´bloguero´ o redes sociales en mitad de los 80, cuando Internet prácticamente era una herramienta militar. Visto lo visto, Scott Card fue un Nostradamus de las "social media" y su importancia.

Para terminar esta columna, me encantaría marcharme diciendo: "Teletranspórtame, Scotty". Quizás en unos años sea posible...