Calidad y precio no van de la mano en las cremas faciales hidratantes. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha comparado 17 cremas que se anuncian para todo tipo de pieles o pieles que van de normales a mixtas. Y, mientras que la calidad variaba poco entre ellas, las diferencias de precio eran de hasta 200 euros, por lo que recomienda a los clientes comprar aquellas más baratas cuando se consiguen los mismos resultados.

En el estudio se dice que todas las cremas "cumplen con su cometido, aunque en capacidad de hidratación ninguna destaca sobre las demás". "Sin embargo en cuanto a precios, las diferencias son abismales; con lo que se paga por la última crema del análisis, se pueden comprar 75 tarros de la crema hidratante que obtiene los mejores resultados", añade. En concreto, se refiere a la mejor clasificada: la crema Cien, de Lidl, con un precio de 2,99 euros. Al otro lado está la peor clasificada, La Mer, que cuesta 225 euros. Tras la crema Cien, el estudio sitúa entre las mejores a Vichy, Garnier Skins Naturals, Nivea, Avene y La Roche Pos. En los últimos puestos, con clasificación de calidad media, se sitúan Vitesse, Deliplus y La Mer, que cierra la lista.

Pero, ¿qué hace que una crema sea buena? "El paciente / cliente busca resultados que corrijan la sequedad cutánea, manteniendo 'una buena hidratación cutánea' es decir, mantener estable el agua contenida en la piel. Por tanto una buena crema hidratante debe tener ese objetivo. Así el paciente se encontrará con una piel fina, brillante y flexible", explica el doctor asturiano José Sánchez del Río, especialista en Dermatología Médico-Quirúrgica.

La OCU envió al laboratorio las 17 cremas hidratantes para medir mediante técnicas rigurosas y con aval científico la calidad de las mismas. Para llevarlo a cabo, la organización no tuvo en cuenta la publicidad, el envase y sus características o las condiciones de venta (ubicación en tienda, asesoramiento), circunstancias a las que dedican una gran inversión los fabricantes, añade la organización.

El 65% de la nota de la crema correspondía a la eficacia en la hidratación, el 25% a la prueba de uso y el 10% final al etiquetado. También han penalizado a las cremas que contenían, entre sus ingredientes, "butyl" o "propylparaben" (dos tipos de parabenos y "methylisothiazolinone". "Por problemas de aparición de eczemas de contacto secundarios a la aplicación de cosméticos que las contenga", explica el dermatólogo. A la hora de valorar la eficacia en hidratación, no hicieron distinción entre los ingredientes "porque lo que importa es la suma de todos ellos, o sea, la fórmula".

"Existen muchas fórmulas, pero una buena crema hidratante debe actuar sobre todos los niveles que desencadenan la 'sequedad cutánea' con componentes específicos para cada alteración", explica Sánchez del Río, quien enuncia las sustancias higroscópicas, con capacidad para absorber agua de la humedad ambiental (como la glicerina o el propilenglicol) además de sustancias que interaccionan con la membrana celular favoreciendo la retención del agua intracelular (urea, alfa oxiácidos y ceramidas). También sustancias oclusivas que eviten la evaporación del agua que desde el interior del organismo llega al estrato córneo de la piel (vaselina, lanolina, etcétera), "a las que últimamente se suman otras con particularidades muy específicas como el colágeno, el ácido hialurónico..."

Teniendo en cuenta todo esto, el estudio expone que "los resultados obtenidos son correctos para todos los productos, ninguna crema suspende; todos mejoran la hidratación de la piel, aunque ninguno destaca mucho por encima de los demás". Once cremas obtienen la categoría de buena y seis se encuentran en una categoría aceptable.

La OCU destaca que el producto más caro ni hidrata ni convence más que los otros. "Es por tanto recomendable comprar las cremas más baratas, donde por poco dinero se tienen los mismos efectos y no penetran más allá de las capas superficiales de la piel", indica el estudio. Además, recomienda no hacer caso de la publicidad, ni de menciones como hipoalergénico o con control dermatológico porque cada fabricante los usa a su antojo.