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INÉS LA MAGA | Ilusionista, actúa en Gijón

"Un mago se hace por pura pasión, requiere tanto esfuerzo que si no la hay abandonas"

"Se desconoce la razón por la que existen tan pocas mujeres dedicadas a la magia, quizás falte un referente internacional"

Inés La Maga, en uno de sus números.

La granadina Inés Molina Fuentes es para todo el mundo Inés La Maga, una de las pocas mujeres que ha triunfado en el arte del ilusionismo. Los que saben no hacen más que elogiar su talento. Triunfa en la televisión, incluida la británica. Estará mañana, viernes, en la sala de arte Aurora Vigil-Escalera de Gijón.

-¿Qué definición prefiere de la palabra "magia"?

-El arte de lo imposible, del asombro, la sorpresa, el misterio, el "no puede ser"?

-Para que haya truco de magia, ¿se necesita siempre la complicidad del espectador?

-Hay un espectador cómplice que se deja llevar por la magia y quiere disfrutar como un niño. Luego está el espectador obsesionado con pillar el truco, que también es necesario.

-¿Cómo se hace un mago? En su caso, ¿cómo fueron los inicios y de dónde le viene esa vocación?

-Un mago se hace por pura pasión. Requiere tanto esfuerzo que, si no te apasiona, abandonas enseguida. Requiere de mucho ensayo, estudio y dedicación. Yo me enamoré literalmente de la palabra "magia" en cuanto la escuché por primera vez y desde entonces sigo enganchada. Estuve dándole la lata a mi madre durante cuatro años hasta que encontró un mago que viniera a casa a darme clases particulares. Así empezó todo.

-¿Por qué hay tan pocas mujeres dedicadas a la magia?

-¡Porque hay demasiadas brujas! Bromas aparte, se desconoce la razón. Quizás sea porque no hay un referente a nivel mundial en el que las chicas se puedan fijar.

-Usted ha estudiado, además de arte dramático, Psicología. ¿Le han servido esos conocimientos?

-¡Por supuesto! La mayor parte de la magia es psicología. Todo lo que estudié me sirve. Hago un juego que consiste en detectar al espectador que miente, y es pura psicología. También estudié durante más de diez años arte dramático, y eso también ayuda a perder el miedo al escenario. Se convierte en un espacio en el que incluso te sientes más real y auténtico.

-¿Quiénes son los magos que más admira y por qué?

-Me encanta el americano David Williamson. Lo tiene todo: carisma, inteligencia, humor, técnica? ¡De mayor quiero ser como él!

-¿Prefiere la magia de cerca, por ejemplo con naipes, o los grandes trucos a lo David Copperfield?

-Mi especialidad es la magia de cerca, en contacto con el público. Tener a mis espectadores tan próximos me exige una gran precisión. Ocurre todo en medio metro cuadrado, donde no cabe trampa ni cartón. Es lo que hago en mi espectáculo "MagicROOM", que represento cada fin de semana en el Hotel Petit Palace Santa Bárbara de Madrid, y consiste en magia para sólo treinta personas.

- Sin embargo, ha presentado un gran espectáculo de ilusión en la cadena británica ITV?

-Sí, todo lo contrario a mi repertorio habitual. Acabo de llegar de Londres, de grabar una gran ilusión para el programa "The Next Great Magician", que se estrena dentro de nada en Reino Unido. Participamos veinticinco ilusionistas profesionales de todo el mundo. Presenté una magia clásica, la del enterrado vivo, un número mítico que creó originalmente Harry Houdini. Cuenta la leyenda que a él no le gustaba realizarla porque era extremadamente arriesgada. Y es una gran ilusión? a lo bestia. Todo lo contrario de lo que suelo hacer.

-¿Los magos se copian mucho entre ustedes?

Está muy mal visto. Cada mago tiene sus juegos. Si hay varios magos que hacen el mismo juego es porque se trata de un clásico al que cada uno le imprime su propia personalidad, como he hecho yo con el enterrado vivo. Aunque sea un clásico de Houdini, yo he desarrollado mi propia versión. Pero si un mago crea un juego, o incluso una presentación, y no ha dado su permiso para que otro mago lo haga, ese "mago copión" pierde toda su reputación en el mundillo de los magos. Aunque vivas en la otra parte del planeta, si copias a otro mago los demás se enterarán y no te mirarán con buenos ojos.

-¿Cómo se prepara un truco?

-No le voy a contar mis secretos! Pero, básicamente, primero hay que dominar la técnica -cosa que puede llevar años- y después pensar en una buena presentación.

-¿Cómo lleva su creciente fama? ¿La televisión es un buen medio para hacer magia?

-No tengo ningún problema porque soy muy camaleónica. Depende de cómo vaya vestida, la gente me reconoce o no. Y si me reconocen, siempre es un placer constatar que a la gente le gusta lo que haces y que te comenten los juegos. A veces recuerdan cosas más mágicas de como realmente fueron. Eso es lo más maravilloso: ver cómo el efecto se multiplica en la mente del espectador. La televisión es un gran medio, porque te permite hacer una cosa pequeñita y llegar a todos los hogares. Es una buena publicidad para que te sigan y quieran verte en vivo y en directo.

-Lleva algunos años participando, de mano de la galería Aurora Vigil-Escalera, en La Noche Blanca gijonesa. ¿Qué opina de esta cita?

-La primera vez que me invitaron me sorprendió muchísimo. Me pareció una apuesta muy original mezclar el arte con la magia. Intento traer algo nuevo cada año, porque los clientes de Aurora Vigil-Escalera son fieles y repiten. Esta vez presentaré un número de sombras chinescas muy sorprendente que estrené este verano en Roma. La Noche Blanca es una cita que no me quiero perder nunca. Cada año, al irme, me digo "Al platu volverás, arbeyu".

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