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GASTRONOMÍA

"Aqua" en tierra de vino

La exposición de arte sacro de Las Edades del Hombre, una buena excusa para descubrir Toro, una ciudad zamorana preñada de viñedos, con mucha historia y buena comida

"Aqua" en tierra de vino

En la calle Rejadorada, en el límite del centro urbano de Toro (conjunto histórico-artístico desde 1963), se levanta el palacio de los Monroy, morada de Antona García, un personaje venerado por los toresanos, que presumen de esta heroica mujer que murió ajusticiada por la nobleza contraria a que la ciudad fuera entregada a los Reyes Católicos en el último cuarto del convulso siglo XV español.

Antona está enterrada en una de las muchas iglesias de la villa zamorana junto a su marido Juan de Monroy, que entonces logró evitar la pena de muerte por la conspiración que se fraguó poco después de la batalla de Toro (1476), en la que si bien las tropas reales no salieron bien paradas, sí fue decisiva para asentar políticamente a los Reyes Católicos y la unión de Castilla y Aragón en plena guerra de sucesión castellana.

Valga el relato como un ejemplo de la mucha historia que guarda Toro, una ciudad que vivió su mayor apogeo entre los siglos XIII y XVI, de lo que son testigos numerosos palacios y casonas señoriales, además de un trazado urbano funcional hoy en día y un buen puñado de templos entre los que destaca, como no podía ser de otra manera, la colegiata de Santa María la Mayor, de transición entre el románico y el gótico. Los jardines que la rodean cuentan con un impagable mirador a las fértiles tierras que baña el Duero, preñadas sobre todo de viñedos de los que sale un vino que cuenta con una de las más antiguas denominaciones de origen de España y que en los últimos tiempos vuelve a vivir una época dorada con unas cuantas bodegas que han sabido modernizarse y convertirse en referente.

Es la colegiata una de las sedes de "Aqua", la muestra de arte sacro que ha montado este año la Fundación Edades del Hombre de Castilla y León, en la que han querido realzar el papel del agua como fuente de vida. También es un pequeño homenaje a la provincia que la cobija, Zamora, dividida en dos grandes comarcas, la Tierra del Pan al norte de la capital, y la Tierra del Vino, al sur. "Son las aguas del río Duero quienes trazan esa línea natural y configuran las tierras zamoranas", explican en la Fundación.

Arte e historia rezuma Toro en cada rincón, y ahora esta riqueza se ve reforzada hasta el 14 de noviembre con esta gran exposición en la que no es difícil despistarse al contemplar sus obras y alzar la vista para disfrutar de la belleza arquitectónica de la colegiata, en la que destaca el Pórtico de la Majestad, del siglo XIII, en su antigua entrada principal. Aquí comienza el recorrido de "Aqua", dividida en seis capítulos, cuatro en la primera sede y los dos últimos en la cercana iglesia del Santo Sepulcro, en la plaza Mayor, rodeada de edificios porticados y de arquitectura castellana.

No es fácil resaltar una obra entre las muchas que acoge "Aqua", que se nutre del abundante patrimonio artístico repartido por toda Castilla y León, con préstamos también de otras comunidades o de Portugal ("Descanso en la huida a Egipto", de Francisco Vieira de Matos). No faltan grandes firmas de la historia del arte de España, como los Berruguete, Zurbarán o Gregorio Fernández.

Una mañana entera puede ocupar la visita a la muestra (cierra los lunes; de martes a viernes tiene horario interrumpido entre las 14 y las 16 horas, mientras que fines de semana y festivos abre de seguido) si se quiere disfrutar de toda su riqueza. Hay guías (85 euros por 70 minutos, con grupos de hasta 20 personas) y la entrada general cuesta 4 euros.

La ciudad también merece un paseo tranquilo para conocer su patrimonio: las iglesias de San Lorenzo el Real, San Salvador de los Caballeros, San Sebastián de los Caballeros; el Alcázar; el Real Monasterio del Sancti Spiritus; la plaza de Toros (del XIX, figura entre las más antiguas de España); o el Ayuntamiento, diseñado por Ventura Rodríguez.

Ya puestos, en Toro hay que probar su rica y contundente gastronomía (buen pan y buen vino no faltan, como es de sobra conocido), que gira en torno a las carnes y embutidos. Hay un menú especial con motivo de las Edades del Hombre, pero el tapeo (morro, oreja y bacalao son las estrellas) tiene mucho éxito. Para ello, cualquier bar o taberna de la plaza Mayor, la puerta del Mercado y aledaños son una buena opción. Hay además numerosos comercios que conservan sus escaparates e interiores antiguos, en los que se puede comprar objetos del campo, cuero, comida (conservas, setas, pan, alubias, embutidos) y, cómo no, vino a buen precio. Aunque para esto último siempre la mejor opción es escaparse hasta alguna bodega. En la oficina de turismo (plaza Mayor, cerca de Ayuntamiento) ofrecen toda la información necesaria.

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