La ruleta de la fortuna literaria ha empezado a girar y esta medianoche se sabrá quién se lleva los 601.000 euros de un premio Planeta que este año cumple su 65 aniversario con 552 aspirantes de todo el mundo, incluidos seis asturianos. Será en el Palacio de Congresos de Cataluña en presencia de los reyes Felipe VI y Letizia -tras un lustro de ausencia-, el presidente catalán Carlos Puigdemont y la alcaldesa Ada Colau, en una cena de gala llena de rostros famosos en la que, mediante el tradicional sistema de eliminación, se irán descartando títulos de una terna de diez en la que se pueden encontrar signos de los tiempos narrativos actuales: si otros años había predominio de la novela histórica, de la policiaca o de la sentimental, en esta ocasión no hay género que mande porque todos se entrelazan. Mestizaje, señoras y señores. Como señaló el jurado Emili Rosales, "las categorías inmóviles de los géneros ya no sirven, se puede escribir una novela histórica en la que predomine la intriga o una novela de aprendizaje que puede estar trufada de páginas eruditas o una saga familiar con notas policíacas".

Lo que sí quedó claro en la rueda de prensa tradicional en la que editores y jurados dan la cara antes del gran día, al margen de rumores de traca sobre posibles ganadores como la actriz Maribel Verdú o la presentadora Susanna Griso, es que hubo palabras de optimismo y también de denuncia. Optimismo porque las cifras de ventas de libros invitan a la esperanza y la mayoría prefiere la lectura en papel a la digital. Y denuncia porque las administraciones públicas siguen sin cerrar la enorme brecha que la piratería abre en los muros editoriales. ¿Piratería? El presidente del grupo Planeta, José Creuheras, habló directamente de "robo" al referirse a las descargas ilegales por internet. Y lanzó un mensaje: "Todos debemos estar unidos, sin excusas, porque es un atentado y un desprecio a la cultura, un robo que hace sufrir a todos los integrantes de la cadena del libro, desde los escritores a los libreros".

No hay candidatos que se impongan ya en las quinielas a los primeros rumores de cambio. Si nos atuviéramos al entusiasmo con el que el jurado Juan Eslava Galán fue desgranando los argumentos de las diez obras, todas serían merecedoras con creces de llevarse el galardón, o, como mínimo, de hacerse con los 150.250 euros que le tocan a finalista (que en algunos casos llega a vender más que el triunfador absoluto).