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Mary baja a la mina

La profesora de Cambridge señala que "los minerales de Hispania fueron los cimientos de la economía romana"

Con el escenario privilegiado del Museo Arqueológico como fondo, Mary Beard volvió a cautivar a sus seguidores el miércoles por la noche con su manera apasionada y jovial de interpretar la historia antigua y las hazañas de Roma, en un tiempo en el que la guerra y la "violencia endémica" abrieron paso a un imperio que la profesora trató de acercar al centenar de personas que siguieron su visita.

Las explotaciones mineras de Belmonte de Miranda abrieron un relato, introducido por Ignacio Alonso, director de Arqueológico, sobre la importancia de la minería asturiana en tiempos del emperador Augusto. Fueron, según los estudios, 230 toneladas de oro las que Roma habría extraído del territorio astur, una actividad que, según Beard, permitió el enriquecimiento de los conquistadores porque "los minerales de Hispania fueron los cimientos de la economía romana".

Pero si la minería fue el punto de arranque, la estela de Pintaius, el astur que combatió con las tropas romanas, sirvió para ilustrar la facilidad de las legiones para integrar en sus filas a los pueblos conquistados. "La ocupación romana fue brutal al principio, pero acaba convirtiéndose en una fuerza de paz". Fue, a su juicio, un proceso violento a la vez que civilizador tras el que aparece la unificación: "Es la primera vez que existe una manera seria de concebir Europa, idea que llega hasta hoy, un éxito a la vista en los enlaces de comunicación que tenemos en la actualidad. Siguen siendo romanos".

Si la historia es para la premio de Ciencias Sociales "una atrevida obra de reconstrucción en la que se trata de encajar las piezas de las evidencias de la mejor forma posible", no hay duda de que, como sostiene, hay que hacer un mayor ejercicio para comprender la vida cotidiana de la gente corriente, la existencia de quienes apenas han llegado vestigios hasta nosotros. Ante el mosaico de Vega de Ciego, Lena, que se conserva en el museo y que, según señaló, "pertenece a la casa de una persona muy rica", Beard no dudó en recomendar que hay que "sacarse de la cabeza" la imagen de las películas de Hollywood si queremos adentrarnos con realismo en el mundo clásico. Conocemos la vida de los privilegiados, pero sólo algunos romanos vivían una vida de lujo, aunque "son los que dejan mayor número de restos".

Al igual que Roma hace dos mil años, a estas alturas del recorrido, Mary Beard ya había conquistado al público, básicamente femenino, que seguía sus explicaciones. En Oviedo volvió a evidenciar esa capacidad, ya demostrada en exitosos documentales británicos sobre Roma, para hacer la antigüedad asequible a todos los públicos.

Autora de "Pompeya", "El triunfo romano" o la más reciente "SPQR. Una historia de la antigua Roma", encontró en las vitrinas del Arqueológico material suficiente para hilvanar las líneas maestras de lo que fue el modo de vida romano. Sirvieron para ellos los restos de cerámica, armamento, tablillas de escritura, documentos que permiten reconstruir también la existencia en los campamentos militares que gestionan los lugares donde se asientan. "Es ahí donde se desarrolla la vida cotidiana y encontramos tablillas (cartas) por las que sabemos que también había mujeres".

Los campamentos de base son a los ojos de los investigadores una fuente de información privilegiada ya que sin su información sería imposible conocer cómo se cobraban los impuestos o la existencia de matrimonios con personas de la zona, además de ser una fuente destacada que permite saber qué tipo de enfermedades estaban presentes en aquellas poblaciones.

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