Un pin en la solapa del traje con forma de "vaca asturiana" elaborado con una chapa de cerveza y una amplia sonrisa dibujada en el rostro acompañaban a Richard Kinley -secretario ejecutivo adjunto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y el Acuerdo de París, organismo galardonado con el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional- cuando en la mañana de ayer abandonaba el IES Jerónimo González de Sama. Atrás quedaba un fructífero coloquio en el que doce estudiantes, representantes de otros tantos colegios e institutos de la región, plantearon sus dudas sobre el impacto del calentamiento global y las medidas que se están llevando a cabo para combatirlo.

"Se trata de un problema muy serio, pero se puede resolver. No hay que desesperarse ni caer en la ansiedad. Tenemos ante nosotros unos años emocionantes y vosotros podéis formar parte de esa lucha, podéis contribuir a frenar el cambio climático", indicó Kinley, que también se refirió a las "pequeñas elecciones diarias", los hábitos que los estudiantes y sus familias pueden estimular para combatir el calentamiento global. "Influyen muchas pequeñas cosas que pueden marcar la diferencia cada día: si reciclamos o no; cómo calentamos nuestra casa, cómo nos desplazamos y si apagamos las luces cuando no las utilizamos", esgrimió.

Las preguntas de los alumnos se centraron en lo global -las repercusiones del Acuerdo de París, el posicionamiento de China y Estados Unidos, o los posibles incumplimientos por parte de los países firmantes- pero también en lo local. Elena, alumna del colegio La Corolla de Gijón, expuso su inquietud por el aumento del nivel del mar. "¿Desaparecerá la playa de San Lorenzo?, ¿lo verá nuestra generación?", cuestionó al representante de Naciones Unidas. Kinley tranquilizó a la estudiante para explicar que se trata de un problema que no afectará a "todas las playas ni durante todo el tiempo" y que no se percibirá "de manera obvia en un corto plazo de tiempo", si bien sí puede observarse un estrechamiento de los arenales. También manifestó que estaría "encantado" de poder conocer la playa gijonesa.

En sus respuestas a los alumnos, Kinley alertó del uso excesivo del carbono y argumentó que "se puede lograr el desarrollo económico sin perjudicar al medio ambiente", al tiempo que remarcó que "los países en vías de desarrollo necesitan una ayuda extra". "En la ONU trabajamos por hacer del mundo un lugar mejor y ese es también mi compromiso personal", apostilló el representante de Naciones Unidas, que acudió acompañado por Nuria Aznar y Henry Mbugua.

Tras el encuentro, Kinley visitó una muestra de trabajos del artista Israel Sastre realizados con materiales reciclados. También se llevó un pin hecho con la chapa de una botella de cerveza que prometió lucir en la gala de la entrega de los premios.