El cambio de hora programado para el último fin de semana de octubre indica el paso del horario de verano al horario de invierno. Esto implica que la madrugada del sábado 29 de octubre, cuando las agujas del reloj marquen las 03:00 deberemos retrocederlas una hora hasta las 02:00 horas.

El porqué de estos cambios horarios es básicamente el de aprovechar las horas de luz solar y conseguir así un mayor ahorro energético, ya que no hay tanta necesidad de consumir iluminación artificial. Y se ha logrado cumplir el objetivo, pues según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, las cifras de ahorro alcanzan los 300 millones de euros en el 2015.

¿Pero qué efectos en la salud pueden tener los cambios de horarios?

Al tratarse tan solo de una hora, ya sea para avanzarla o para retrasarla, la mayoría de la población no nota efectos adversos en el organismo, pero sí es cierto que la sensibilidad de cada persona es diferente, por lo que hay personas que sí experimentan consecuencias negativas.

Los efectos adversos se producen principalmente porque el organismo humano se ve sometido a un ritmo fisiológico que depende, en parte, de variables ambientales, como la luz o la temperatura. En el cuerpo humano existen sensores que tienen en cuenta estos aspectos, y claro ejemplo de ello es el de la melatonina, una hormona que regula el reloj biológico y que informa al cuerpo de las fases circadianas, es decir, del ritmo seguido a lo largo del día, con el objetivo de poder regular el organismo. Cuando se producen alteraciones que rompen este ritmo, es cuando se producen los efectos adversos, y es en gran medida cuando depende de la sensibilidad a los cambios de cada persona. Hay ciertos síntomas relacionados con estos cambios en los ritmos circadianos, como alteraciones en el sueño y en el estado de ánimo, o incluso en los hábitos alimentarios (los mismos que cuando se padece jet lag). En casos extremos pueden observarse casos de personas que tienen una mayor propensión a desarrollar Trastornos del Ritmo Circadiano, y tardan semanas en adaptarse al cambio.

Los cambios de horarios y el sueño

Los sectores de la población más afectados por los cambios de horario son los niños y las personas mayores, debido a que tienen unos horarios más establecidos en cuanto a rutina diaria. Pero no es esta la única razón. El sueño juega un papel fundamental en los ritmos circadianos, y aunque puede afectar a cualquier segmento de la población, hay algunos más sensibles que otros. Así, un cambio de horario -en especial cuando se avanza la hora- puede llevar a niños en edad escolar a que les cueste levantarse para ir al colegio. En contraposición, en personas mayores suelen tener mayores dificultades para conciliar el sueño, lo que altera tanto la hora a la que se van a dormir como a la que se despiertan.

El insomnio

El sueño guarda una gran relación con los hábitos saludables, y de hecho el insomnio es uno de los principales problemas a los que se enfrenta la sociedad. Según los últimos datos aportados por la Sociedad Española de Neurología (SEN) en el 2015, 4 millones de españoles adultos sufren insomnio crónico y entre un 25-35% de la población adulta lo padece de manera transitoria. Afortunadamente, actualmente hay gran cantidad de medidas que pueden ayudar a solucionar los problemas del sueño, como la terapia conductual-cognitiva, el tratamiento que da mejores resultados según la SEN.

Como la prevención es siempre la mejor medicina, estos consejos te ayudarán a adaptarte al nuevo cambio de horario y a fomentar el descanso, especialmente si eres muy sensible a esta clase de situaciones:

1. Como en infinidad de tratamientos saludables, el ejercicio puede contribuir a estabilizar el reloj interno, aumentando los niveles de serotonina y hormonas relacionadas con los ciclos de vigilia-sueño.

2. Procura irte a dormir y levantarte siempre a la misma hora. Acostumbras al organismo a una rutina no solo a nivel psicológico, sino también físico.

3. La exposición a la luz solar después del cambio de horario permite al cuerpo asimilar mejor el cambio.

4. No hagas grandes comidas antes de irte a dormir, puesto que la actividad digestiva impide una buena conciliación del sueño.