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Hablemos en serie

"The walking dead", béisbol sangriento

Los zombis vuelven con un sádico y reiterativo episodio que desvela la identidad de las víctimas del bate

Negan amenaza a sus prisioneros en "The walking dead".

The walking dead se había despedido de sus fans jugando a la ruleta rusa con un bate de béisbol de nombre femenino. Esto es: un psicópata de libro (de guión, más bien) tenía arrodillados a los buenos de la historia y se disponía a matar a uno de ellos a golpes. El objetivo principal, aparte de disfrutar con su sangrienta hazaña de sádico desaforado, consistía en doblegar al protagonista y bajarle sus humos rebeldes e inasequibles al desaliento. La jugada, nada original en el mundo de las argucias televisivas, funcionó para mantener ocupados a los seguidores haciendo cábalas sobre la identidad del desdichado actor al que sacarían de la serie a palos, literalmente. No sabemos qué procedimiento siguieron los hacedores de la serie para hacer su particular casting de víctimas (es de suponer que en la decisión final intervinieron no solo los guionistas, productores, directores, ejecutivos, actores importantes, analistas financieros, gurús de las audiencias y quién sabe cuántas mentes más) pero sí que tan importante como elegir la cabeza a machacar era mantenerlo en secreto. Y cuentan que se rodó la misma escena con varios actores para que no hubiera pistas.

El primer capítulo de la nueva temporada es un tiovivo sanguinolento que da vueltas y vueltas y más vueltas sobre el trágico momento, con algún añadido que, para que no me acusen de soltar spoilers, omitiré. Pero que permite arrojar sobre la pantalla otro cubo de sangre con la que satisfacer a los fans más sedientos de brutalidades. Quienes echan de menos la ferocidad de algunos episodios de Juego de tronos pueden encontrar alivio en los zurriagazos de violencia gratuita que sacuden al mundo dominado por los zombis. Como excusa, la presencia chulesca y despiadada de un chiflado que goza reventando cabezas. El capítulo tiene poca historia que contar porque se limita a estirar al máximo esa situación de terror, yendo y viniendo para convertir al espectador en conejillo (muy asustado) de Indias en un experimento de causa/efecto que consiste en dilatar el tiempo, acumular flashbacks y luego regodearse en el destrozo y en las consecuencias que tiene sobre sus compañeros.

¿Recuerdan lo que le pasó al personaje de "Hediondo" en "Juego de tronos"? ¿Recuerdan lo que le hicieron para convertirle en el ser más sumiso del mundo? Aquí no se llega a tanto pero Negan, el loco del bate, utiliza un argumento bestial para poner finalmente a Rick a sus pies, y, de paso, dejar de nuevo a los espectadores al borde de un ataque de nervios. ¿Es creíble que con los dos golpes de efecto que se incorporan al catálogo de horrores la voluntad de nuestro protagonista quede sometida y se olvide de cualquier tentación de ajustar cuentas algún día con el monstruo que ha venido a verlos? Habrá opiniones para todos los gustos pero, desde un punto de vista dramático, la insistencia machacona termina volviéndose en contra. Cansando. Por fortuna, hay algún respiradero como la secuencia en la que la niebla y las hordas de zombis, con ahorcado incluido, fraguan una atmósfera de angustia salvaje.

Esperemos que, liberados ya del yugo de la incógnita a resolver, The walking dead encuentre caminos narrativos menos moribundos y que la pugna entre el bien y el mal no se reduzca a un esquelético ejercicio de carne picada.

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