Sin nervios, pero con emoción, "Celtas Cortos" lanzan este viernes su disco "In crescendo" , grabado con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA). Y esto ocurre justo cuando la banda celebra su 30 aniversario. El martes vendrán a presentar el trabajo a la ciudad donde se grabó: Oviedo.
-Quedan sólo dos días para que salga el disco. ¿Hay nervios?
-Para nada. Siempre hay cierto vértigo, pero a estas alturas. Tenemos a nuestras espaldas unos cuantos discos. Aunque siempre hay mariposas en el estómago. Es chulo y emocionante ver despegar un proyecto nuevo.
-Además tiene un fin solidario...
-Eso lo teníamos ingeniado desde hace tiempo. Estábamos recaudando fondos para un orfanato que hay en Kathmandu (Nepal). Aunque parece que pasó mucho tiempo, el envoltorio de la desgracia fuera de Occidente siempre dura muchísimo. Tenemos gente de primera mano que lleva trabajando allí muchos años y queríamos trabajar con ellos.
-¿Cómo fue tocar con la OSPA?
-Fue una pasada, una auténtica gozada. Un privilegio para nosotros y sobre todo, unos brazos tendidos infinitos. Desde el momento cero acogieron el proyecto con muchísimo cariño, asumiéndolo como propio. Y creo que eso se notó en el desarrollo de toda la semana que estuvimos trabjando en su preparación. Espero que la gente lo vea en el resultado final.
-¿Cómo se fraguó esta colaboración entre "Celtas Cortos" y la OSPA?
-La vida, que tiene un montón de hilos invisibles que nos unen. Al final uno de los violinistas que está en la OSPA, Gustavo, resulta que es amigo de nuestro violinista -Alberto García- desde la infancia. El primer violín con el que aprendió Alberto salió de la mano de Gustavo. Como esa amistad ha durado toda la vida, fue un poco el nexo que fraguó toda esta historia.
-¿Fue un concierto exigente? ¿Hubo que ensayar mucho antes del concierto definitivo?
-Esto requiere su preparación. Obviamente la orquesta recibe sus partituras con mucha antelación. Ellos hacen su análisis y su estudio previamente. Nosotros fuimos allí una semana antes a prepararlo. Tuvimos tres días de ensayos previos, una grabación también sin público. Y bueno, requiere mucho esfuerzo juntar a casi 100 músicos para subir al escenario al final. Es una labor de coordinación y de preparación intensa.
-En una entrevista con LA NUEVA ESPAÑA dijo que para el público que asistió a aquel concierto fue una sorpresa. ¿Cómo cree que vivirán sus fans esta fusión de música clásica y popular del disco?
-Espero que lo disfruten. La gente está acostumbrada a vernos en formato eléctrico y este envoltorio de la manera de cocinar nuestros platos es, entre comillas, "insólito". Pero es tan apabullante que yo creo que a la gente le va a emocionar. Y eso es lo que buscamos.
-Pasó unos días por Asturias por este concierto. ¿Qué tal fueron?
-Pues muy emocionantes., muy intensos al estar centrados en este trabajo. Justo a mí me habían convocado por parte de la Universidad de Oviedo para una actividad de la Cátedra Leonard Cohen. Éramos como ciudadanos ovetenses más. Además que nuestra querencia por Asturias es declarada de hace tiempo. Fue un máximo gustazo.
-En esa actividad de la Cátedra Leonard Cohen habló de su canción "La senda del tiempo".
-Ese era el leitmotiv pero al final hablas de la vida. Era la excusa para hablar de cómo se construyen las canciones. Pero al final se construyen como construyes tu vida. Se habló de todo.
-La compañía discográfica "The Music Company" se estrena con ustedes. ¿Es una responsabilidad muy grande?
-Es su disco 001. La responsabilidad la llevamos como una aventura. Tiene su componente de responsabilidad pero es nuestro trabajo y lo que queremos es que vuele lo más alto posible. Tenemos que hacerlo entre todos sumando esfuerzos para que suba lo más alto. Y ya veremos hasta dónde llega.
-¿Tiene ganas de enseñar el resultado?
-Efectivamente.
-¿Están satisfechos con él?
-Sí. El DVD condensa un montón de horas reflejadas en un concierto que supuso una inversión de esfuerzo por parte de un montón de personas implicadas. Quieres que vea la luz y que la gente lo disfrute, desde luego.
-El grupo cumple treinta años. ¿Siguen manteniendo esa ilusión del principio a la hora de sacar un disco? ¿Esas mariposas en el estómago de las que hablaba?
-Sin duda. Y el día que no te hagan cosquillas en el estómago mal asunto. Si los que nos dedicamos al mundo creativo cada vez que llevamos un nuevo proyecto adelante no nos sentimos embriagados por la emoción, mal negocio.
