La tonada tiene historia, tiene presente y, además, tiene mucho futuro. Es algo que quedó patente ayer, en la segunda eliminatoria del 25 Concurso y Muestra de Folclore "Ciudad de Oviedo", que organizan el Ayuntamiento y LA NUEVA ESPAÑA. Una intensa jornada en la que el nutrido público del Teatro Filarmónica pudo atisbar una buena selección de talentos emergentes de toda la región, desde este costero al lejano oeste, y que culminó con la actuación de "Tuenda", que presentó además una pieza inédita de su próximo disco: un formidable "Son de pisar", canción que cantaban en los llagares al elaborar sidra, que Xosé Ambás recuperó en tierras sierenses.

Los participantes en el concurso de tonada fueron mayoría en la jornada, y demostraron su disposición a ponérselo muy difícil al jurado que preside Alfonso Sánchez Peña. Ricardo Balmori Suero, de Posada de Llanes, abrió la jornada con una interpretación templada y sólida, en la que interpretó "Pincheme con una espina" y "El alma de los mineros", esta última con el acompañamiento de Alfonso Fernández, "Fonsu Les Regueres", a la gaita.

Esta fue una de las novedades de esta segunda eliminatoria, ya que "Fonsu Les Regueres" sustituía a Vicente Prado, "El Pravianu", como gaitero acompañante por encontrarse este haciendo las Américas. Pese a la responsabilidad de sustituir al Pravianu, el de Les Regueres estuvo exquisito, dando siempre a cada intérprete lo que necesitaba. Si al maliayés Gabriel González Tuya le ofrecía un rico tapiz sonoro en el que lucir su voz profunda, a José Manuel Pérez, de Cangas del Narcea y uno de los más aplaudidos en la mañana ovetense, le sostenía el ritmo de manera impecable, sosteniendo el empuje de esa voz acrisolada con la que calcó "La línea trazada".

A la joven gijonesa Sara Sirgo Aroca, en cambio, el gaitero la arropó para hacer más llevadero su tránsito por la "Carretera de Colloto", y a la pongueta María de los Ángeles Quero, otra de los que gozaron del favor del público, la auxilió en su poderosa interpretación de "Soy la muyer de un mineru".

Entre los más aplaudidos por el respetable también estuvo el maliayés Juan Robledo Iglesias, que cerró las actuaciones a competición y que subyugó al público nada más abrir la boca, cuando marcó la escala inicial de "Tengo que cortar un roble" con una pureza y poderío notables. Pero quizás la que más conmovió al público ovetense fue una paisanina, la niña Jara Álvarez, que con apenas diez años mostró un aplomo ejemplar.

Sola en mitad del escenario, la pequeña demostró desde un primer momento que en su menudo cuerpo habita una cantante de buena talla y largo recorrido. Su interpretación de "A la mar se van los ríos" destacó por la limpieza de su vocalización y por su facilidad para fijar el ritmo, además de por una voz que apunta alto. Tanto gustó su actuación que, al terminar, la propia presentadora, Esther Fonseca, le regaló un sentido: "¡Qué grande, Jara!". Y muchos en el teatro lo suscribieron.

Además de los cantantes de tonada, en esta segunda jornada actuaron los gaiteros Carlos Piedra Nuño, de Oviedo, y Fernando Vázquez Cárcaba, sierense de Lieres; así como la pareja de baile formada por Conchi Bernardo de Muñoz y Florencio Moro González, y el monologuista Armando A. Felgueroso, "Min de Les Pieces", que rescató unas carcajadas de las gargantas carbayonas con "Asina fice el paletu", la epopeya de un pueblerino de folixa por Xixón. La jornada incluyó además un homenaje a José García González, "El Ché de Cabaños", y a Francisco Álvarez-Buylla, quien recibió una distinción en nombre de la Capilla Polifónica "Ciudad de Oviedo".