La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los colectivos científicos y de víctimas piden la "ley seca" para los conductores

Expertos y asociaciones asturianas respaldan a la Sociedad Española de Epidemiología, que reclama controles más estrictos para reducir riesgos

Un agente de la Guardia Civil, en un control de alcoholemia. NACHO OREJAS

Al volante, 0% de alcohol. Asociaciones científicas y de víctimas de accidentes de tráfico de Asturias reclaman que se rebaje la tasa de alcohol permitida para conducir, o incluso que se imponga una "ley seca" al volante, toda vez que la regulación actual no es lo suficientemente efectiva para acabar con los accidentes de tráfico.

En la actualidad, la tasa máxima permitida de alcohol es de 0,25 miligramos por litros de aire espirado, y de 0,15 para los conductores profesionales. Unos niveles que a ojos de colectivos como la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) son demasiado elevados. De hecho, esta sociedad científica ha solicitado la reducción de estos niveles cara a la redacción de la futura ley de Prevención del Consumo de Alcohol por Menores de Edad.

Aunque la SEE no da cifras, entre los colectivos de víctimas se plantea un escenario más concreto: 0% de alcohol. "La tasa cero es el ideal, tenemos que ser lo más estrictos posible porque la gente sigue incumpliendo las normas", sostiene Gema Rodríguez, directora en Asturias de la Fundación Ávata, de ayuda a víctimas de accidentes de tráfico y asegurados.

Pese a que se han ensayado diversas medidas encaminadas a frenar la combinación de alcohol y conducción, Rodríguez considera que falla la conciencia de la ciudadanía. "Se han puesto en marcha medidas como el carnet por puntos, pero no han logrado frenar el consumo de alcohol. La gente se acostumbra: se pagan las multas, se hacen los servicios sociales, y luego los infractores reinciden en las mismas cosas. Porque las penas son las mismas", reflexiona.

Raimundo García Cuesta, presidente de la Asociación Española de Accidentología Vial (AEAV) y agente de la Policía Local de Noreña, incide en que la tasa de alcoholemia no es un método exacto para calibrar la afectación que el consumo de alcohol puede tener sobre un conductor determinado. "Está científicamente demostrado que existe una afectación del alcohol desde los inicios mismos del consumo, y es una afectación que es, en muchos casos, independiente de la tasa de alcoholemia. Hay personas que, con una tasa más baja, sufren más afectación que otras, por cuestiones tan básicas como el peso", explica García Cuesta.

Al juicio del presidente de AEAV, una tasa cero, esa "ley seca" al volante, es el mejor método para reducir la peligrosidad en las carreteras. "Está más que justificado que la tasa sea cero, o muy próxima a cero. Es lo más seguro por la cuestión de la afectación, pero también por una cuestión de cultura, y porque hay que separar riesgos de la conducción. Eliminamos el alcohol y eliminamos el riesgo", sostiene.

"La solución va a ser esa", añade Gema Rodríguez, "en España hemos llegado a un momento en que, o se ponen así las cosas, o cada vez iremos a peor. Si no sabemos ser responsables, tenemos que llegar a una tasa cero".

Este debate, en todo caso, no es exclusivo de España. Raimundo García Cuesta explica que otros países de nuestro entorno ya están impulsando rebajas en los límites máximos de las tasas de alcohol. "La imposición de una tasa cero de alcohol es una tendencia en toda Europa. Pero no sólo se trata de alcohol, también de controlar el consumo de drogas y de determinados medicamentos que puedan afectar a la conducción. Claro que en esto hay que tener también una cuota de responsabilidad", sentencia.

Compartir el artículo

stats