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Romeo y Tebaldo: unidos por el amor y el odio

Serena Malfi y José Luis Sola, que interpretan a los dos pretendientes de Giulietta en "I Capuleti e i Montecchi", destacan la violencia del montaje que se estrena en Oviedo

José Luis Sola y Serena Malfi, delante del teatro Campoamor, donde el domingo se estrena "I Capuleti e i Montecchi". PABLO PARIENTE

La mezzo Serena Malfi y el tenor José Luis Sola compiten en la ópera "I Capuleti e i Montecchi" por el amor de Giulietta. Ambos encarnan, respectivamente, a Romeo, el amor imposible de la joven, y a Tebaldo, su prometido, en este título que la Ópera de Oviedo estrenará el próximo domingo, día 11, a las 19.00 horas.

Serena Malfi llega al Campoamor tras haber cantado en el Metropolitan Opera House de Nueva York el papel de Zerlina en "Don Giovanni", y su próximo trabajo pasa por La Scala de Milán y "La Gazza ladra", de Rossini. Esta mezzo nacida en Nápoles se enfrenta por primera vez al papel de Romeo, que en la ópera de Bellini tiene la particularidad de estar interpretado por una mujer. "El compositor utiliza la voz femenina para mostrar la juventud del personaje. Es algo habitual en la tradición operística; pensemos en el Cherubino de Mozart", apunta Malfi.

"Romeo es un hombre joven, de unos 15 años, y ésa es la razón por la que originalmente lo canta una mujer, pero no siempre es así. Cuando esta producción que se verá aquí en Oviedo se estrenó en Omán, tuvo que interpretar el personaje de Romeo un hombre porque la religión musulmana y la censura no permitieron que dos mujeres se amasen en escena", asegura José Luis Sola.

"Romeo y Tebaldo, nuestros personajes, se odian durante toda la obra, son dos hombres muy frustrados", asegura Malfi, quien también deja constancia de la energía que domina la propuesta escénica de Arnaud Bernard, profundizando en el perfil psicológico de los personajes más allá de lo descrito por Felice Romani en el libreto de la ópera. Destaca Malfi el carácter fuerte y desafiante que posee el personaje de Romeo, siempre implicado en la trifulca bélica, defensor del amor verdadero, y desafiante ante los impedimentos que le impiden ser feliz junto a su amada: "Al comienzo de los ensayos me resultó difícil externalizar toda esta energía, ¡era como ir al gimnasio ocho horas al día!".

Continúa Sola relatando cómo "Tebaldo es el prometido de Giulietta y está a punto de casarse con ella cuando se descubre su amor por Romeo. Un amor que parece increíble porque se trata de dos familias, la de Romeo y la de Giulietta, totalmente contrarias y que se odian a muerte. Para complicarlo todo aún más, el texto habla de que Romeo ha matado al hermano de Giulietta en una de esas batallas que enfrentan a ambas familias; es un odio auténtico. Pero Lorenzo complica las cosas: es el verdadero responsable de todo, y quien consiente que los dos amantes se encuentren de una manera furtiva".

Tanto Serena Malfi como José Luis Sola están de acuerdo en que la producción que podrá verse en el Campoamor apuesta por rescatar el lado más violento de este odio, y que el contacto físico entre los personajes es lo que aporta un mayor realismo, por lo que los golpes y las amenazas son algo muy presente en esta producción, que busca hacer al público partícipe del ambiente tan tenso que se respira en esta ópera. "Todos hemos trabajado mucho sobre la escena para hacer más exageradas las acciones de nuestros personajes", explica Sola. Aunque también reconoce que Tebaldo en su cavatina "È servato, a questo acciaro" promete vengarse, aunque al final no llega a desquitarse nunca contra Romeo.

El odio y la rivalidad que existen entre los dos pretendientes de Giulietta concluye tras la muerte de ésta. "Tebaldo presencia mi desesperación, la de Romeo. Incluso le suplico que acabe con mi vida, y cuando el amor de los dos muere, es cuando se produce un acercamiento entre ambos", describe Malfi. "Mi personaje, Tebaldo, intenta calmarle en esa tremenda pérdida que han sufrido", concluye Sola.

La visión tan original de ambientar "I Capuleti e i Montecchi" en un museo y la escena final de la ópera, tan dramática e impactante visualmente, en la que todos se quedan parados como si se tratase de uno de los cuadros expuestos en la galería de arte que contextualiza toda la historia, son las dos características que para Serena Malfi y José Luis Sola hacen especial esta producción de la ópera de Bellini.

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