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Un camino entre pucheros

Fabes con jabalí en Valdesoto

Isabel Casielles está al frente del bar Casa Fredín, un negocio familiar que la joven emprendedora ha sabido continuar con una cocina auténtica

Isabel Casielles, junto a un espejo en el que se refleja su establecimiento. ANA PAZ PAREDES

Los potajes y los platos de cuchara siempre son más apetecibles llegados los meses de lluvia y el frío. Sin embargo, este sorprendente mes de diciembre, que se nos está mostrando estos días con un sol atípico para estas fechas, también es muy acertado para disfrutar de la cocina tradicional que se sirve en el bar Casa Fredín, asomado a la carretera en la Venta de la Salve, en Valdesoto (Siero).

Al frente de este local genuino y auténtico se encuentra Isabel Casielles Martínez, una joven emprendedora que hace cuatro años se hizo cargo del negocio familiar con mucha ilusión y también con muchas ganas de dar bien de comer y atender, en la misma línea, a su clientela, tanto la que heredó de sus padres como toda la que ha venido haciendo ella en estos años gracias a su trabajo constante, al don de gentes que sin duda tiene y, sobre todo, a su capacidad para ser fiel a la tradición culinaria de su tierra. "No se puede estar parada. Es importante reciclarse", dice ella, que antes de ponerse al frente del negocio se formó en cocina y en servicio de comedor en Gijón".

La cuestión es que Isabel, al igual que antes los suyos, conoce bien a sus habituales y cuando llegan al bar a tomar el café o el vino llama a cada uno por su nombre. Hay una cordialidad implícita, una confianza que no todos los chigreros saben condensar en el trato y en el servicio, eso que hace que algunos bares sencillos y amables como éste sean destino preferente de quienes quieren comer rico, con buena atención y en un ambiente distendido y cercano.

Cuenta Isabel que en Casa Fredín los platos de mayor éxito, además de los potajes, son el cabrito y los pimientos rellenos de marisco, todo hecho en la cocina por las manos expertas de su madre, Marlén Martínez. De martes a sábado tienen un menú a 9 euros en el que, entre otros platos, y dependiendo del día, se puede comer paella de carne, cachopo de pescado, cocido de garbanzos, tortilla de bonito, escalope de ternera con patatas y pimientos o bacalao con pisto. El domingo hay un menú especial, a 12 euros, con platos más elaborados, como fabes con jabalí, arroz negro con calamares en su tinta, pote asturiano, ensalada de quesos asturianos, merluza a la sidra, fabada o cachopo de pollo, todo dependiendo del día. El resto de días festivos el menú es a 15 euros.

Tienen también una carta muy completa donde no faltan, entre otras tentaciones gastronómicas, el pastel de cabracho casero, diferentes tipos de ensaladas, el variado de tortos, los chipirones afogaos, el plato de la güela, los ya citados pimientos rellenos de marisco y el cabrito guisado, así como pollo al ajillo, cachopo tradicional, callos, picadillo y jabalí guisado, además de algunos pescados. Entre los postres caseros están la tarta de manzana y almendra, el arroz con leche y la crema de limón. También hacen otros platos por encargo, como por ejemplo pitu caleya guisado o manos de cerdo.

Cierran los lunes por descanso pero este mes, por ser festivo, abrirán el 19 y el 26 de diciembre, cerrando por descanso el 25 y el 1 de enero. Dado la capacidad del local, en fin de semana se aconsejable reservar llamando al 985720273. Cuenta con aparcamiento.

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