El "caso Nadia" sigue provocando estupor con cada nueva revelación. Donativos como un camión que le regaló un asturiano jubilado y que finalmente fue vendido, según relata un diario nacional citando al gerente de una bodega donde trabajó Fernando Blanco, el padre de la menor, ayudaron a éste y a su esposa, Marga Garau, a recaudar 918.000 euros para intervenciones médicas de la niña de 11 años afectada por una enfermedad rara. De ellos, 600.000 ya se han gastado, y no precisamente en operaciones, según se desprende de sus movimientos bancarios, con una gran cantidad de reintegros y gastos que no tienen ninguna relación con el tratamiento médico de la menor.

El juez dictó ayer prisión provisional sin fianza para Blanco por un delito de estafa. La madre quedó en libertad con cargos, pero el magistrado suspendió la patria potestad y un familiar se hizo cargo de la niña.

La asociación creada para recaudar fondos para la menor pagaba el alquiler de la casa donde residía la familia, en Fígols i Organyà (Lérida), con un coste anual de 9.800 euros, y también había hecho un pago a una empresa de automoción por valor de 24.500 euros, entre otros.

En el registro en el domicilio de la familia, los Mossos encontraron 1.845 euros en efectivo, 32 relojes de gama alta valorados en 50.000 euros, una estilográfica, un ordenador, tres tabletas electrónicas y tres teléfonos móviles, todos de gama alta, así como marihuana.

La policía catalana revela que el miércoles detuvieron a Blanco después de que huyera de un control policial que se había activado ante un eventual riesgo de fuga, al trascender que les investigaban por supuesta estafa en su campaña de recogida de donativos. Blanco llevaba en el momento de su detención una pistola de fogueo y cartuchos de rifle.