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Mario Casas, trampero en los Picos

El actor y sex symbol del cine español prepara en Cabrales su papel de alimañero en el filme "Bajo la piel de lobo", del noreñense Samu Fuentes

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El actor Mario Casas en los Picos de Europa

En una pequeña cabaña de la Sierra de Portudera, en plenos Picos de Europa, tres hombres se disponen a cenar. Comparten platos humildes, huevos de casa y picadillo, patatas con chorizo, pero les sabe a gloria tras una intensa jornada de trabajo. Apenas levantan la vista del plato para hablar de un cuarto hombre, un alimañero imaginario que es quien los ha llevado a la montaña: su nombre es "Martinón", el personaje central del filme "Bajo la piel de lobo". Un filme escrito y dirigido por el noreñense Samu Fuentes, que en esa estrecha cabaña comparte cena con un guía local, Rubén Carbajal, y con la estrella de la película: Mario Casas.

Recién bajados de la montaña, donde pasaron tres días y dos noches preparando el papel, Samu Fuentes y Mario Casas se reunieron con LA NUEVA ESPAÑA en Cabrales para hablar del proyecto y relatar su experiencia en los Picos de Europa. Un fin de semana en el que ambos conocieron de primera mano cómo es la vida en la montaña, y en el que convivieron con Manolo Mier, un pastor de Bierru que les enseñó a poner trampas y a seguir el rastro de animales tal y cómo se hacía en la década de 1930, en la que está ambientada el filme.

"A la hora de construir a 'Martinón' buscábamos esa pureza, esa mirada limpia de no tener problemas que tiene Manolo, sin esa carga que en el día a día provoca a veces la soledad al ser humano", explica Casas, quien considera que pasar por esta experiencia en Cabrales era básica para encarnar al trampero: "es un personaje muy físico, que puede pasar días sin hablar con el ser humano. Quise saber cómo se mueven, cómo cogen la leña, cómo miran".

Por supuesto, Casas tuvo que hacer todas esas cosas también. Pero más allá de esta mecánica, de asimilar la fisicidad de los hombres de la montaña asturiana, se trataba de profundizar también en su alma, saber qué retos tendría que afrontar "Martinón" en su día a día. Y el lobo, el mismo lobo al que alude el título del filme, se encargó de mostrárselo.

Fue nada más llegar a Bierru, a la casa de Manolo Mier. La noche anterior, el lobo había acabado con la vida de tres de las ovejas del pastor, y vieron el rastro que habían dejado los buitres. Nada quedaba ya de los animales, salvo la piel y los huesos. En ese momento, Mario Casas encontró la mirada de "Martinón".

Para llegar a ese punto, tuvo que darse antes una circunstancia poco usual: que Casas, auténtica estrella del cine español, reparase en un guión escrito por un cineasta novel asturiano, que buscaba a un actor dispuesto a encarnar a "Martinón", un alimañero que vive en un pueblo abandonado y cuya rutina cambiará cuando una mujer entre en su vida.

"Le mandamos el guión este verano, y a los tres días nos escribió diciéndonos que quería hacerlo sí o sí", relata Fuentes. "Es una historia preciosa, me enamoré de ella", apostilla Casas, entusiasmado con el personaje: "'Martinón' es un lujo, porque me permite trabajar y conocer cosas diferentes que no conocía. Los actores tenemos suerte de vivir este tipo de cosas: ser aprendices de todo y maestros de nada".

Ya en su primer encuentro, Casas y Fuentes idearon esta experiencia en la montaña, que lograron poner en pie con la ayuda de Rubén Carbajal y la colaboración del Ayuntamiento de Cabrales. Su llegada a los Picos de Europa se registró el viernes, e hicieron noche en una cabaña que Carbajal tiene en Tordín, a 1.220 metros de altura. El sábado bajaron hacia Bierru, para reunirse con Manolo Mier, con quien Mario Casas tuvo una conexión inmediata.

Con Mier, el actor aprendió a cortar leña, a seguir un rastro, a poner un cepo y mil cosas más. "El padre de Mier fue trampero", explica Fuentes. Cenaron un puchero y durmieron en el pajar, como si fueran pastores de paso. "Uno cree que va a tener frío, pero la verdad es que hacía tiempo que no dormía tan profundo", asegura Casas.

Para Samu Fuentes, esta experiencia es clave en el desarrollo del filme: "es el punto de partida para la creación del personaje". Además, la aventura ha servido para unir al cineasta y al intérprete. "Era necesario que Samu, desde la dirección, y yo, como actor, lo viviéramos para contar algo real, porque el audiovisual es de ficción, pero a la vez es documental. Y queríamos estar bien documentados para que, cuando le suban la película a Manolo y la vea, se sienta orgulloso e identificado", afirma Casas.

Completada esta intensa experiencia previa, al actor y al cineasta les queda lo más complicado: dar vida en la pantalla a "Martinón" y contar su historia. El rodaje comenzará a mediados de febrero, y es seguro que una parte del filme se rodará en Huesca. El otro escenario de la película está por ver, aunque en un 90% será en Asturias, probablemente en el Occidente. Para entonces, Mario Casas llevará ya muchas semanas de trabajo: el intérprete necesita ganar peso y fuerza bruta para el papel.

Además de Casas, Samu Fuentes cuenta en el reparto con dos actrices de nivel: Clara Segura y Laia Costa. Pero "Martinón" es el eje de la historia, por lo que Fuentes y Casas consideraban clave comenzar a preparar el personaje con cierta antelación.

"Es interesante que Samu y yo vivamos esto. Me parece bonito empezar juntos la historia, y hay 'feeling'. Tenemos ganas de trabajar, hacerlo lo mejor posible y dejarnos la vida en ello", afirma Casas, quien asegura que llevaba tiempo esperando por una película como "Bajo la piel de lobo", que le permita crear un personaje distinto a los que ha encarnado.

La previsión es completar la filmación para la primavera y tener el montaje listo a finales de julio. A partir de ahí, prevén presentar "Bajo la piel de lobo" en algunos festivales, antes de su estreno en cines.

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