La tecnología avanza y con ella los juguetes. Pero la seguridad va por detrás. La OCU publicó un estudio realizado por el Consejo de Consumidores Noruego que demuestra que dos juguetes conectados a internet, la muñeca "Cayla" y el robot "i-Que", presentaban fallos de seguridad y privacidad de los menores: eran juguetes espía. Con pasos sencillos, cualquier persona puede tomar el control de los juguetes -que hablan y graban conversaciones- a través de un teléfono móvil, sin tener contacto físico con él. Y no sólo eso. También constata que los juguetes vienen con determinadas frases preprogramadas en las que se publicitan diferentes productos comerciales. Por ejemplo, la muñeca Cayla comenta lo mucho que le gustan las películas de determinados estudios de producción de dibujos animados con los que el proveedor de la aplicación tiene una relación comercial. En el análisis de términos y condiciones se encontraron cláusulas ilegales como la obligación de aceptar que los términos se cambien sin previo aviso, que los datos personales puedan utilizarse para publicidad específica y que la información pueda ser compartida con terceros no identificados.
