"No me quita demasiado el sueño. Hay abogados, que son los profesionales, y yo me dedico a la cocina, que es lo mío". En Prendes (Carreño), entre culetes de sidra, excelente gastronomía asturiana y continuas bromas con sus amigos Marcos y Pedro Morán, de Casa Gerardo, el chef mierense José Andrés, una de las principales figuras de los fogones en Estados Unidos (EE UU), quita hierro al conflicto judicial que mantiene con el presidente electo norteamericano, Donald Trump. Magnate y restaurador se han cruzado demandas de hasta diez millones de dólares (9,1 millones de euros), después de que el asturiano renunciara al contrato para abrir un restaurante en un hotel del líder republicano, en respuesta a sus críticas e insultos a la comunidad hispana en EE UU. El resultado más inmediato de esta mediática pugna es que antes de sentarse en el despacho oval de la Casa Blanca, Trump deberá hacerlo, el 20 de enero, en un Juzgado para declarar por su disputa con el mierense. "Yo me llevo bien con todo el mundo, pero tienes unos principios que puedes cambiar, como los Marx, o vivir la vida de verdad sin cambiarlos", zanja José Andrés sobre el asunto.
Acompañado de su familia, el cocinero pasa unas vacaciones en España que le han llevado de Andalucía a Asturias. Corren buenos tiempos profesionales para él. Poseedor de la Medalla Nacional de las Artes y Humanidades de EE UU, acaba de ver cómo su restaurante Minibar de Washington ha sido distinguido con dos estrellas Michelin. "Sería fácil decir que no me ilusiona, que está todo ya muy de vuelta, pero mentiría. Estoy muy contento, tanto personalmente como por todo mi equipo", afirma el cocinero, que sopesa ampliar su imperio gastronómico a Londres, para formar lo que él mismo denomina como un "triunvirato" con Marcos Morán y Nacho Manzano, chefs asturianos que ya triunfan en la capital británica y a los que compara con los vikingos que se lanzaron a la conquista de Inglaterra. "A ver si doy la sorpresa en 2017 o 2018. Es un proyecto de hace tiempo, que no lo anuncio, pero que sí que podría ser realidad tarde o temprano", sostiene.
Lo que sí descarta José Andrés es abrir en España. "Aquí vengo de vacaciones, a disfrutar de los amigos y no a competir", afirma, aunque tampoco esconde que participa en algún proyecto que le hace especial ilusión, como el de la quesería Rey Silo, de Pravia. "Hay un azul del que ya hemos hecho pruebas y que va a ser un queso mítico", subraya un chef que ha sentado a su mesa al mismísimo Obama: "Es un hombre de buen comer y le encanta del jamón ibérico". Tendrá que probar ese queso...
