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Juan Díaz-Faes Díaz | Ilustrador

"Estoy en un momento de cambio, dejo Madrid el mes que viene y no sé adónde iremos"

"Con 28 años dejé un trabajo fijo bastante bien pagado en una productora de televisión porque me gustaba más dibujar"

en la "U" de los skaters del Campo San Francisco de Oviedo. MIKI LÓPEZ

-Estoy en otro momento de cambio. Tiene que ver con no aburrirse. Siempre me apetece probar cosas nuevas. Cuando te conviertes en una máquina de hacer churros necesitas parar y salir de tu rutina.

-Primer cambio.

-Nos vamos de Madrid el mes que viene.

-¿"Nos"?

-Mi pareja y yo. Ana es una estadista a la que conocí en mi primer día en Salamanca porque era compañera de piso. No tenemos hijos. Llevamos 12 años en Madrid, un proceso obligatorio y rico, pero los dos sabíamos que iba a ser una experiencia limitada. No sabemos si iremos a un sitio más grande o más pequeño. Estados Unidos es una opción.

Juan Díaz-Faes Díaz (Oviedo, 1982), dibujante incesante desde niño, es un ilustrador tardío. Sólo hace seis años que se lanzó a vivir de la ilustración, donde se ha vuelto una referencia. Hace publicidad, publica regularmente en "Yorokobu" y en la revista de "Vueling". Tiene en mucho aprecio a "Escacológico. Diccionario Enciclopédico de Cacas" porque "es un proyecto personal, mucha gente conoció mi trabajo gracias a él y tiene la irreverencia de tratar de cacas y ser elegante".

-Usted puede trabajar desde donde quiera para cualquier parte del mundo.

-Sí. La mayoría de mis clientes son nacionales, pero vivo de los clientes extranjeros. Desde hace tres años tengo clientes internacionales que valoran y pagan más mi trabajo. Acabamos de terminar un viaje de dos meses por Estados Unidos -Austin, Miami, Nueva York...- y nos atrae. Allí no separan tanto el artista del ilustrador. En Sudamérica tampoco. Si generas arte saben que haces algo nuevo y con valor.

-¿Vuelve mucho a Asturias?

-No tanto como me gustaría. Ahora estoy de vacaciones. Intento forzar trabajos para venir.

Dos recientes, "Grafic-ho", unas jornadas sobre ilustración y creatividad, con charlas, conciertos, mesas redondas, documentales..., y la coordinación de "Rótulo", una campaña de rotulismo en comercios de Oviedo.

-Podría trabajar aquí en el futuro, cobrar de un cliente americano y que su dinero dure más que en Madrid. Soy muy asturiano y terminaré aquí.

Juan Díaz-Faes, hijo único de un maestro y una librera, creció en Otero en la cultura del rock and roll porque le gustaban el surf y el patín. Patinaba y surfeaba mal, pero veía que los mejores ilustradores hacían las tablas y las camisetas. Para no dejar de ser dibujante hizo el Bachiller Artístico y estudió Bellas Artes.

-Yo quería hacer, pero no desde el punto de vista artístico. En la carrera aprendí a hacer lo que yo quería con amigos y profesores y descubrí que me gustaba la ilustración.

-Pero eligió la docencia.

-Me dejé aconsejar por la búsqueda de la estabilidad. Hice el doctorado sobre el proceso creativo, me queda leerlo, fui profesor de dibujo y de creatividad durante tres años y me di cuenta de que lo que me gustaba era hacer, no explicar.

Al tiempo, era operador de cámara de televisión en la productora que había montado con su primo Alberto Díaz-Faes, ovetense.

-Siempre me he movido por impulsos placenteros. La televisión era un mundo nuevo y descubrir me divierte. Viví las vacas gordas de la televisión en Madrid y me dejaba tiempo para dibujar porque lo echaba de menos. Me di cuenta de que disfrutaba más dibujando que en la televisión.

-¿Cómo se dio a conocer?

-Subía mis trabajos a internet y fui ganando un pequeño número de clientes. Me dije que en el momento en que empezase a facturar la mitad de lo que necesitaba para vivir dejaría el trabajo de las mañanas en la idea de que doblando las horas de dibujo podría conseguir el resto del dinero necesario. Cada día me gustaba más ir a casa a trabajar solo, a pesar de que en la productora trabajaba con amigos y de que soy social. Con 28 años deje un trabajo fijo bastante bien pagado.

-¿Ana lo entendió?

-Llevamos mucho tiempo juntos, habíamos hecho muchas cosas que habían resultado y entendió mi necesidad de ilustrar.

-Usted es la modernidad. ¿Dónde se pilla eso?

-Fuera de la ilustración. Trabajaba con un diseñador cuando hacíamos videoclips. Las redes sociales también ayudan a ver trabajo fresco y movimientos en marcha en distintas partes. Acepto lo de la modernidad pero no soy demasiado contemporáneo, visto igual y escucho la misma música desde los 18 años, y soy crítico con la modernidad.

-¿Cómo tiene ideas?

-Intento hacer todo lo contrario de lo que estudié. Me gusta moverme por impulsos y hacer lo que me gusta en ese momento. Cuando entra un encargo intento llevármelo al campo donde me apetece trabajar para estar motivado y con más ideas y energía.

-¿Su trabajo es rápido?

-Más de lo que debería. Ilustrar necesita investigación, documentación y ejecución, tener muchas ideas y eliminarlas. Pero el ritmo dicta que hay que intentar que la primera idea sea la buena. Dejo las dudas para los proyectos personales, no para los encargos.

-¿Acuden a usted con prisa?

-Una campaña de verano de una cerveza te entra en mayo y una ilustración de prensa son un día o dos. La habilidad de trabajar rápido puede ser un don y un problema. A veces intereso por la velocidad y eso permite estar en muchos sitios, pero te compromete si haces algo sin la calidad que podría tener.

-Habla mucho de pasarlo bien.

-Desde pequeño busco la diversión. He tenido la suerte de trabajar en lo que me divierte y me apetece que eso no se desvirtúe. Al empezar a vivir de esto es más fácil trabajar por dinero, pero me intento recordar la diversión en cada proyecto.

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