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El boom del videoclip asturiano

La escena musical de la región, con 80 álbumes el año pasado, se entrega a la autoedición y a la producción de audiovisuales en torno a las canciones gracias a la nueva era digital

El boom del videoclip asturiano

Los premios AMAS de la música asturiana se fundaron en 2005. Internet no estaba en el apogeo actual, pero ya eran "los tiempos modernos". Estos galardones hacen una radiografía año tras año (y con esta edición van doce) de cómo va la música en la región y sus vertientes colaterales, léase videoclips, bandas sonoras y otras artes pegadas a esta industria audiovisual, como puede ser el diseño a través de las portadas de discos. Y en esta radiografía se observan un par de cambios de tendencia con el paso de los años: la alta producción de videoclips de grupos asturianos y la creciente importancia y calidad de la autoedición discográfica.

De la producción anual de discos se sabe que ha ido subiendo paulatinamente, lo cual tiene su mérito teniendo en cuenta el azote de la crisis y el tamaño de una comunidad de poco más de un millón de habitantes. El pasado año, adelantaba David Serna, coordinador de los premios, la producción discográfica estuvo en torno a los ochenta álbumes, al menos según las estimaciones de los AMAS. La autoedición se impone. Es más, publicar con una compañía al uso ya empieza a ser una antigualla. La industria hace tiempo que camina hacia la recolección de los beneficios del directo, donde la mecánica ya suele ser un pack "disco y entrada" en el mismo precio.

Los AMAS, que el pasado lunes anunciaron los 88 candidatos para 22 categorías, han ido ajustándose a los tiempos. Por ejemplo, han desaparecido categorías como el hip-hop para entrar otras que tienen que ver con la electrónica y los DJ, además de las bandas sonoras, nacida esta última modalidad al calor del Festival Internacional de cine de Gijón. Categorías que este año tienen como candidatos, en composiciones para el cine, a Alberto García ("Exit"), Nacho García ("Vampíricamente"), Javier Bejarano, "Galgo" ("If I were filmmaker") y Pedro Acevedo ("The river"). En la categoría de DJ figuran Adolfo Spuntnik, Héctor Llamazares, Daniel San y Mónika Osmo. Los representantes de la electrónica son Alan Álvarez, Jesús Galán, David Herrero y The Oter Gang.

Los premios son también el termómetro de cómo van variando los distintos géneros y tendencias. Este año, al decir de los responsables de los galardones, se ha notado una presencia menor del mundo folk, que había dominado bastantes ediciones en cuanto a grupos nuevos, discos editados y, evidentemente, nominaciones y premios. Aun así, en el folk hay una buena cosecha de aspirantes, caso de Bras Rodrigo ("A pause in New York"), la Banda de Gaites "Conceyu Siero" ("L'exposigue"), la Banda de Gaitas "Teixo-Manolo Quirós" ("Suaños al alba") y Fernando Valle Roso ("Con estes y otres palabres"), que aspiran a lograr el premio a mejor álbum folk.

Por el contrario, ha subido la producción del pop/rock, que en los últimos años había perdido algo de fuelle. Ahora tanto pop como rock, según los responsables de los AMAS, han vuelto a coger gas y adquieren una sólida presencia entre los nominados, como se observa en el premio al mejor disco de rock, por el que compiten "Beyonce the hope" ("Blast Open"), "La teoría del fuego ("Desakato"), "Keeping 'it warm" ("Electric Buffalo") y "Sol de invierno" ("Destino 48").

Pero la gran revolución son los videoclips, entre otras cosas por lo barato que se pueden elaborar con las tecnologías actuales: "Cualquier joven con un ordenador y una cámara hace un videoclip. Puede pegar todo tipo de imágenes y luego poner al cantante", explica Geno Cuesta, productor y experto en el sector audiovisual, que añade una tesis más que interesante: "La imagen es una excusa para colgar un trabajo en internet; nadie busca un audio solo. Es más, es difícil averiguar dónde se encuentra sólo un audio". Y es que el videoclip aporta presencia en la red y para ello es fundamental la imagen. Evidentemente, explica Cuesta, "no todo lo que llega es bueno. Los hay buenos y malos con pocos medios, y lo mismo ocurre con algunos que se elaboraran con grandes recursos".

La explosión del videoclip, que ya viene observándose en los AMAS desde hace tres o cuatro años, es tal que en esta edición llegaron alrededor de 300 producciones, y de ahí hubo que elegir a los cuatro nominados: Ewan Hesse ("Give me five", de "Alexandra in Grey"), Marcos Pérez ("Growing to your chest", de "Blues & Decker") Juan Ewan ("Cosas que no se pagan con dinero", de "Marlon") y Titi Muñoz ("Fuego", de "Mala Reputación).

"Lleva un tiempo así; es una tendencia descarada, tanto el videoclip como el disco autoeditado. En el año natural es muy difícil controlar. Te encuentras con grupos nuevos y resulta que tienen ya dos discos", explica Serna, que añade: "En cuanto al vídeo, es fundamental para la contratación en directo. El dueño del bar o del local de conciertos te ve en Youtube y saca sus conclusiones para contratarte o no", matiza el coordinador de los premios.

El otro elemento clave de la radiografía de los AMAS es la cantidad de instrumentistas de calidad que hay. "Todos están bien formados. Antes los conocías de memoria porque había cuatro o cinco, pero ahora te encuentras, por ejemplo, baterías clásicos o noveles con una formación total", apunta Serna. En esta modalidad este año están nominadas algunas referencias ilustres de la escena: Fernando Argüelles ("Nuevecondiez"), Jaime Belaustegui ("Ilegales"), Gus Bocanegra ("The Black Panthys Party", "Old Enemies" y "Mercyless") y Nano D'Angelo ("Desakato"). Lo mismo ocurre si se da uno un paseo por los guitarristas, con Borja Suárez ("Legacy of Brutality"), Julio Gilsanz, Dani León ("La Destilería", "Avalanch", "Real Straits") y Marco Martínez, donde se combinan muy buenos instrumentistas, algunos con kilómetros en las tablas y de tendencias diversas. Si se quisiera hacer la formación-tipo, el bajo tiene sus virtuosos con Javier Coupaud ("Mad Rovers"), Roberto García ("Warcry"), Luis Melero ("Crudo") y Tony Cruz ("The Groove Investigators").

Pero hay una categoría que define muy bien las variantes instrumentales, como lo es la de "otros instrumentos", donde presentan candidatura Ángel Ruiz (banjo y pedal steel), Juan Flores (saxo), John Falcone (fagot) y Riugu Suárez con todo un abanico de instrumentos folkis: low whisitie, tin whistie, gaita midi y gaita asturiana.

Esta calidad de las nuevas hornadas (los veteranos ya la tienen de natural y de trabajarse la escena durante muchos años) la lleva David Serna asociada a la muy buena formación de los instrumentistas a través de otros mecanismos distintos utilizados los últimos lustros: "Las escuelas y talleres de música, incluso algunas específicas como las escuelas de rock", apunta Serna, además, claro, de la del Conservatorio. Porque, al margen de todo lo citado, hay otros apartados que han generado a lo largo de los últimos años sólidos instrumentistas en todas las disciplinas, como el caso de los candidatos registrados en la modalidad de teclados, con Cristina Mountull, Sam Rodríguez ("Real Straits"), Richar García (Pablo Moro) y Xaime Arias.

La "foto fija" de la escena asturiana se verá nítida el próximo 24 de febrero en la gala de entrega de los premios, que se celebra en el teatro Filarmónica de Oviedo y donde se desvelarán los ganadores, cuya lista de nominados se inicia con el cuadro de voces aspirantes al AMAS: Eva Fernández ("MyVestal"), Isabel Muñoz ("Buen Suceso"), Fredy Kostya ("La Destilería") y Sandra Lusquiños ("Alexandra in Grey"). A todo lo dicho hay que sumar letristas, diseñadores de portadas, el mundo de las bandas de gaitas, el mejor directo y las otras escenas. En todos los casos con nombres bregados o con futuro en la escena regional. Es decir, una radiografía muy orientativa del sonido y la imagen de la música asturiana desde todos los ángulos.

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