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Una mirada ovetense al tren de la muerte

La artista Beatriz Caravaggio expone en Madrid una recreación en imágenes de la pieza musical de Steve Reich sobre los convoyes que llevaban a los judíos a los campos de exterminio

Steve Reich. WWW.STEVEREICH.COM

En Westerbock, al norte de Holanda, los nazis abrieron en el otoño de 1939 un campo de tránsito, en el que concentraban a judíos y gitanos antes de enviarlos a los campos de exterminio como Sobibor o Auschwitz. En la primavera de 1944, con las autoridades nazis evaluando la posible clausura del campo, su comandante, Albert Konrad Gemmeker, encargó a uno de los prisioneros, el fotógrafo judío Rudolf Breslauer, que filmase unas imágenes sobre el funcionamiento diario del campo, para demostrar su eficiencia. Aquellas bobinas, testimonio de los "trenes de la muerte" que trasladaban a los prisioneros a los campos de exterminio, son la base de la última videoinstalación de la artista ovetense Beatriz Caravaggio, una recreación fílmica de la pieza musical "Different Trains", de Steve Reich, que actualmente se expone en la sala de la Fundación BBVA, en Madrid.

La composición de Reich, uno de los principales renovadores de la música clásica contemporánea en las últimas décadas, traza un diálogo musical entre esos convoyes de la muerte y otros trenes muy distintos: los que le transportaban, en su niñez, de costa a costa de los Estados Unidos. "Reich nació en 1936 en Nueva York. Cuando era niño, sus padres se divorciaron y su madre se trasladó a Los Ángeles". Y él, acompañado de su niñera, cogía aquellos grandes trenes que recorrían el país.

"Era un niño pequeño, atravesando el país en tren y descubriendo el mundo por la ventanilla. Estaban ya en la Segunda Guerra Mundial, es entre 1939 y 1941 cuando hace esos viajes, que duraban cuatro días. Y años después, reflexionaba sobre lo que habría sido, en esos mismos años, ser un niño judío en Europa, y viajar en esos otros trenes tan diferentes, los que deportaban a los judíos a los campos de exterminio, que también duraban cuatro días y que se desarrollaban en unas condiciones muy diferentes. A partir de ahí desarrolla Reich su obra", explica Caravaggio.

En su composición, para cuarteto de cuerda y cinta pregrabada, Reich insertó fragmentos de voces registradas, extraídas de entrevistas, con una finalidad melódica. "Fue una composición muy innovadora cuando la presentó, en 1988. Dura 27 minutos y tiene tres movimientos: el primero es el más autobiográfico, habla de su experiencia en los trenes que atraviesan Estados Unidos; el segundo se centra en los trenes de deportación, para lo que utiliza testimonios de supervivientes del Holocausto, que se conservan en la Universidad de Yale; y el tercero se sitúa ya después de la guerra, cuando los supervivientes se establecen en Estados Unidos u otros países. Es el más complejo de los tres, porque refleja cómo los supervivientes se adaptan a su nueva vida, pero no pueden obviar la devastación que causó los crímenes del régimen nazi", relata la artista.

Para su videoinstalación, en la que utiliza la grabación de la pieza realizada en 1989 por Kronos Quartet, Caravaggio utilizó material de archivo de la época, principalmente las imágenes captadas por Breslauer en Westerbock, pero también grabaciones de aquellos grandes trenes que atravesaban Estados Unidos. "Parto de la misma estructura de la obra de Reich, busco hacer una composición de sus ideas desde un punto de vista cinematográfico. Por eso, tenía muy claro que el material de archivo iba a ser para mí el vehículo que me iba a facilitar plasmar esas ideas", afirma.

En la recuperación de ese material, la obra de Caravaggio se aproxima a la de Harun Farocki, que ya había trabajado con el metraje de Breslauer en "Aufschub". Pero en lo formal, su obra se acerca más a los documentales de cineastas vanguardistas, como Walter Ruttmann, y a Abel Gance, ya que la videoartista crea un tríptico visual, al dividir la pantalla en tres para poder jugar con las imágenes. Un mecanismo con el que crea contrapuntos visuales.

Mas, al profundizar en ese material, la videoartista ovetense también maduró una mirada propia sobre el Holocausto. "Eran los años finales de la guerra, ya estaba en marcha la 'Solución final' y los judíos ya llegaban al campo marcados con la estrella de David. Hay imágenes que, vistas ahora, son tremendas. Porque los vagones de los trenes de la muerte son vagones de ganado, trataban a las personas como a ganado", concluye.

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