El principio del fin de la leucemia. Un equipo multidisciplinar de investigación liderado por la Universidad de Oviedo ha realizado la primera integración de los datos genómicos en pacientes con leucemia linfocítica crónica. Este avance abre las puertas a nuevas dianas terapéuticas contra este tipo de leucemia, la más frecuente en adultos. La investigación, llevada a cabo por el grupo de problemas inversos del departamento de Matemáticas de la institución docente asturiana, con el profesor Juan Luis Fernández a la cabeza, junto a Óscar Luace, ambos codirectores del trabajo de tesis de Enrique de Andrés Galiana, viene a facilitar que se actúe terapéuticamente sobre la causa común a todos los casos de la enfermedad.

La investigación ha consistido en el desarrollo de un algoritmo que se centra en las mutaciones más importantes de los pacientes, con el fin de observar cómo afectan al genoma e identificar el efecto común a todas ellas. Los investigadores han interpretado las tres mutaciones principales en enfermos con leucemia linfocítica crónica: las referidas a los genes de la región variable de la cadena pesada de las inmunoglobulinas -anticuerpos-, que sirven para establecer pronósticos de evolución de la enfermedad.

"Lo que nos extrañó ya desde el principio es que estas mutaciones están presentes en un número muy reducido de individuos y que eran factores de pronóstico independientes que por sí solos no podían explicar la evolución de la enfermedad", explican los investigadores. De ahí que buscaran "los posibles mecanismos de acción común que pudiesen dar origen al desarrollo de la leucemia linfocítica crónica". Fernández agrega la oportunidad de que, a futuro, "otros investigadores diseñen métodos similares para otras enfermedades" con esta misma técnica.

Los datos analizados provienen del Consorcio Europeo para el Estudio de la Leucemia y fueron facilitados por el grupo del catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, Carlos López Otín. En ellos figuran las principales mutaciones en pacientes de leucemia, así como los niveles de expresión de los diferentes genes. En este caso no se trata de ver si un gen está o no mutado -algo que ya se logra mediante la secuenciación del genoma-, sino de ver qué efecto había entre la mutación del gen y la expresión del resto de los genes para encontrar las vías genéticas defectuosas. El método propuesto en esta investigación liga ambos aspectos. Al ofrecer una visión completa, los resultados obtenidos pueden permitir el desarrollo de nuevos métodos de cura, subraya Juan Luis Fernández. Lo que se quiere es ver cómo impacta la mutación, es decir, qué genes están afectados. Para ello, el grupo de Juan Luis Fernández ha desarrollado un algoritmo que relaciona el efecto de las principales mutaciones en pacientes con leucemia linfática crónica con los cambios en la expresión genética de diferentes genes.

El trabajo pone igualmente sobre la mesa la importancia de los mecanismos relacionados con la respuesta del sistema inmunitario y de presentación de antígenos, una sustancia que estimula una respuesta inmune porque el cuerpo lo ve como material extraño, y toma medidas para neutralizarla.

La metodología diseñada por el grupo de problemas inversos es generalizable a otro tipo de cánceres y al estudio de las enfermedades raras y neurodegenerativas, recuerdan los investigadores. Este proyecto de investigación se conoce como "Finisterrae" y está siendo aplicado con éxito al estudio de los mecanismos genéticos de diferentes enfermedades raras y neurodegenerativas, tales como la miositis, el esclerosis lateral amitrófica (ELA), el alzhéimer, Parkinson o la esclerosis múltiple.

Todos los estudios se llevaron a cabo de la mano del equipo del doctor Steve Sonis de la Universidad de Harvard, Dana Farber Cancer Institute y del Brigham and Women Hospital de Boston, y han sido publicados en la revista "Journal of Gene Medicine".

Tratamiento

Fernández recuerda que, si bien la leucemia linfocítica crónica presenta centenares de mutaciones, ellos se fijaron en una de las más importantes, que no llega l0% de los pacientes. La clave del trabajo radica en la integración de los datos genómicos para concretar cómo una determinada mutación afecta a la expresión del resto de genes, para poder orientar así futuras terapias. Previamente, el equipo de Carlos López Otín ya había realizado la secuenciación del genoma de los 167 pacientes estudiados con este tipo de leucemia. Con la investigación del grupo de problemas inversos es posible avanzar a futuro en la prognosis de la enfermedad, esto es, el cálculo estadístico de las oportunidades que un paciente tiene de permanecer con vida después de un tratamiento.

El siguiente avance, según Fernández, pasa por estudiar lo que se conoce como "aberraciones genéticas", las principales distorsiones genéticas de la enfermedad, de manera que se pueda seguir avanzando en el desarrollo de terapias que activen el sistema inmune para que sea el propio organismo y no una sustancia externa la que luche contra la enfermedad. Paralelamente a este último trabajo, el grupo de problemas inversos de la Universidad hallaba recientemente claves en el "big data" para mejorar la medicina personalizada. En ese estudio revelaban que las técnicas utilizadas hasta ahora falsifican en parte las vías genéticas implicadas en el desarrollo de las enfermedades.