Brasil es el escenario de una cruenta batalla entre vampiros y jabalíes. La proliferación de suidos es un problema en Asturias, pero nada comparable con la situación que se está produciendo en Brasil, tal y como acaba de alertar un estudio científico publicado en la revista Frontiers in Ecology and the Enviroment, firmado por Mauro Galetti, del Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), de Sao Paulo. Este trabajo revela que el "desmondus rotundus", uno de los pocos murciélagos que se alimentan exclusivamente de sangre, están empezando a encontrar el pan de cada día en la población de jabalíes y cerdos salvajes del país hispanoamericano, que ha crecido un 500 por ciento desde el año 2007. El problema es que estos murciélagos vampiros transmiten la rabia y al enfermedad amenaza con extenderse entre los animales de manera incontrolable. Los ganaderos están temblando.

Tal y como indica el estudio, efectuado a lo largo de los últimos doce años, hay 1.200 especies de murciélagos en el mundo, pero sólo 3 se alimentan exclusivamente de sangre. Todas viven en América. El área de distribución del "desmodus rotundus" va desde México a Argentina. Su sanguinario alimento procede de todo tipo de fauna y se estima que en el bosque atlántico americano el 1,4 por ciento de los vampiros transmiten la rabia a través de su saliva, pero este porcentaje se eleva al 10% en la zona de la Amazonía peruana. El ganado está vacunado contra la rabia, pero los jabalíes, no. Y cada día hay más. Muchos más. Bombas andantes, transmisoras de la rabia. Los autores del estudio subrayan que los vampiros se pirran especialmente por la sangre de los cerdos y el paso al jabalí "es un paso sencillo para un animal adaptable como el vampiro".

¿Por qué hay tantos jabalíes en Brasil y por qué crece tanto su población? Los investigadores explican que a mediados de 1990 el gobierno otorgó grandes incentivos para la producción de carnes de jabalí, pero los ganaderos no consiguieron hacer el negocio rentable y los soltaron. Pero no se quedaron ahí. Intentaron salvar el negocio cruzando jabalíes con cerdos domésticos para producir los "jabacerdos". Los cerdos salvajes parecían perfectos para reflotar el negocio: combinaban la ferocidad del jabalí con el tamaño (más carne) y la fertilidad del cerdo doméstico. Si un jabalí macho puede pesar 100 kilos, los cerdos salvajes llegan a 150 kilos. Y además no dejan de parir y multiplicarse. Pese a todo, tampoco resultó. Así que también los soltaron.

Ahora la proliferación de jabalíes y de cerdos salvajes es tal que se ha convertido en una seria amenaza, advierten los estudiosos de este fenómeno. "Existe una necesidad urgente de desarrollar e implementar medidas de control efectivas" en determinadas zonas de Brasil, especialmente en el sur. Los vampiros, mientras, tanto se están dando un festín.