Salió al escenario y se desató la locura. Ni una sola de las 1.300 personas que llenaban el teatro de la Laboral se quedó sentada.Y los aplausos atronaron cuando Dani Martín anunció que "esta es nuestra noche. Bienvenidos". Comenzaba la gira española de "La montaña rusa", el último disco en solitario del antiguo vocalista de "El canto del loco". Escenario lleno de televisores y sonido contundente para animar un ambiente que habían dejado bien caldeados los teloneros de "Destino 48". Los gijoneses también se llevaron la ovación del público.

Que Martín -nieto de gijonés y aficionado al Sporting- tenía garantizado que el público se metiera en su bolsillo se sabía antes incluso de que se abrieran las puertas del teatro. Sólo había que mirar la invasión de fans en la Laboral. Algunas de ellas repartían entre el público unos carteles con el lema "Contigo a morir" y la instrucción de levantarlos durante el estribillo de "Dibujas", uno de los temas de la veintena larga que interpretó el madrileño. También había juego de luces preparado para "Que se mueran de envidia". "Qué grandes", dijo Martín desde el escenario a su público al ver la primera sorpresa. Un "Puxa Asturies" se entremezcló con "qué bonito" en la segunda performance que le dedicaron sus fans.

Pasión tatuada

Un público que llegó de todas partes. "Hemos venido desde Madrid para poder estar en el inicio de gira", declaraba Rosa Díaz, acompañada de su pareja, Miguel Torrejón, quien confesó que "lo empecé a escuchar desde que estoy con ella, hace una década, y al final, me acabó gustando a mí también". La pareja aprovechó el viaje para visitar Asturias, aunque no es la primera vez que acuden al Principado. "Hemos estado en todos sus conciertos de Madrid y de Asturias", aclaró Díaz.

Una de las primeras en entrar fue Patricia Rodríguez, junto con su amiga Rebecca Bheseger, tras más de una hora de cola. "Por Dani Martín lo que sea", enfatizó Rodríguez, quien aseguró haber pasado 13 horas de cola en uno de los cinco conciertos del cantante a los que acudió. "Es distinto al Dani Martín de El Canto del Loco, ahora es más romántico, antes era más cañero", aseveró. El pequeño Pelayo Campomanes, de 9 años, cruzó las puertas con su disco en la mano, "a ver si hay suerte y me lo firma", El pequeño, acudió al concierto junto con su madre, Susana Fernández, y su prima Ángela Pérez, quien le contagió su entusiasmo por el cantante, "ella era muy fan suyo y, ahora, yo también".

Pero sin duda, la historia más reseñable fue la de Sara Calvente y su padre Juan Carlos, quien mostraban orgullosos los tatuajes que llevan en sus brazos. El de ella, reza "es vida lo que me das", mientras que el su progenitor, "es vida tu caminar", dos versos de la canción "Qué bonita la vida" del propio Martín. "Es nuestra canción", enfatizó la joven, "tiene un gran significado para nosotros". Padre e hija suspiraban con poder volver a encontrarse con el cantante, como ya hicieran en uno de sus anteriores conciertos en Oviedo.

El público no bajó ni un segundo el pistón de su entrega hacia un Dani Martín que sacó lo mejor de su característica voz y ofreció un buen sonido en una sesión trufada de guiños a ese Gijón que le es tan familiar. Su repaso a éxitos del viejo grupo y temas en solitario captó la atención de quien tiene en Martín un referente. Y Gijón empezó con buen pie su año de conciertos.