Poco tiene que ver con Hannibal Lecter y mucho menos con el escritor de la generación beat Charles Bukowski. Sin embargo, se hace llamar "Lecter Bukosky". El personaje que ha creado Valentín Cañibano es un macarra irredento, un tipo descarado que, en sus relatos, es capaz de asesinar sin piedad. Es su trabajo, vive de ello y por encargo.

Se hace llamar el "sicario del rock" y comenzó a caminar por el mundo de la música allá por el 2012. La responsabilidad de su aparición en escena se la debe a "Lágrimas de María". Por aquel entonces, Cañibano era el manager de esa banda y, como sus miembros, no se decidían a sacar disco, pues llegó él, mutó en "Lecter Bukosky" y en una semana grabó su disco "Poéticamente incorrecto" en compañía del guitarrista Marcos A. "En 15 días lo tenía en la mano", afirma.

El proceso fue casero y sirvió para grabar siete temas de algo novedoso, con un base clara de rock y poesías recitadas por un "sicario" que no cree en la indiferencia del público. De hecho, se la juega sobre las tablas y tiene esa habilidad de generar aprecio y rechazo entre los espectadores; y eso le pone. Lecter en sus letras "saca la basura" que tiene dentro.

Siempre oculto tras sus oscuras gafas de sol ha actuado en escenarios, bares, "chigruzos" y antros de mala muerte, como a él le gusta, pero también ha tocado ante más de mil personas. Avilés, quizá le quede pequeño. Es un artista de carácter y, por eso, será una de las caras que podrán escucharse la próxima primavera en el Festimad, uno de las citas musicales más importantes del país.

En 2015, grabó su segundo trabajo. "Regresamos al lugar de los asesinatos" en los estudios Hestia Films. Le abrió puertas y consiguió un premio Amas como mejor letrista. En pocas semanas, sonará también en la plataforma musical Spotify y ahí también dejará claro una de sus frases lapidarias y sin metáforas: "Yo no canto, solo hago rock and roll". Aunque también le dio tiempo para escribir su autobiografía, titulada "El sicario del rock".

Siempre con Marcos A. a las seis cuerdas, también tendrá un hueco para actuar en el Metrópoli de Gijón el próximo verano. Por el momento, no piensa sacar disco nuevo sino pulir más sus directos, que están cargados de amor y odio con su poesía "killer", para "matones". Como despide sus conciertos: "Salud amigos y dinero para derrocharlo".