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Un camino entre pucheros

Pitu caleya en tierra indiana

María Jesús Fernández está al frente de los fogones del restaurante Versalles, un clásico en Muros de Nalón en el que se sirve cocina tradicional

María Jesús Fernández, en el exterior de su establecimiento. ANA PAZ PAREDES

Los indianos, aquellos asturianos que emigraron a América en busca de fortuna y que contribuyeron al progreso en muchas ocasiones de sus vecinos aportando su ayuda para la mejora de su pueblo, también tienen su huella en localidad de Muros de Nalón donde, algunas de sus construcciones repartidas por el concejo son los testigos de su presencia en la tierra que tanto amaron. Y es que la carretera que lleva hasta Muros es un paisaje que permite disfrutar al mismo tiempo del verde de la tierra y del azul grisáceo, en estos días, del mar, además de admirar alguna que otra de estas construcciones.

Allí, en el centro de Muros, pueblín de casas de coloridas fachadas y grandes cristaleras, se encuentra un establecimiento de toda la vida, en una calle que comparte espacio con el Ayuntamiento y la iglesia de Santa María, en la plaza del Marqués de Muros. No tiene señalización exterior, pero se reconoce por su puerta blanca sobre la que figura su nombre además de tener fuera la pizarra.

Se trata del bar restaurante Versalles, un local, como dicen los vecinos de Muros, "de toda la vida, de los que cada vez van quedando menos" y cuya decoración recuerda un poco a los años 80-90 . Eso sí, no importa que parezca que allí el tiempo se detuvo en sus paredes porque, en realidad, lo que hasta su comedor lleva a la gente, incluido un buen número de peregrinos que pasan por Muros camino de Santiago, es lo que cocina, y con mucho arte, María Jesús Fernández Castro, que lleva media vida en hostelería y que disfruta con lo que hace al frente de su cocina. "Estuve aquí hace un tiempo, luego me fui a otros sitios y finalmente lo volví a coger yo hace 14 años", recuerda.

Y es que la cocina de Mari, como la llaman, es una buena muestra de algunos de los platos tradicionales asturianos. Eso sí, como ella admite, también se anima alguna vez a innovar y ofrecer otras elaboraciones. Así, de lunes a viernes y por un menú a ocho euros, ofrece tres primeros y cuatro segundos a elegir, donde por ejemplo, y dependiendo del día, puede haber garbanzos con costillas, moros y cristianos, pollo guisado, carrilleras, cachopo de lomo, parrochas, espaguetis a la carbonara o entremeses calientes. Todo ello servido con atención por Francisco Javier San Martín Rodríguez, que está al cargo de la barra y el comedor.

Llegado el fin de semana el menú es a 12 euros y también con varios platos a elegir entre primeros y segundos, además del postre. Así, a modo de ejemplo y dependiendo del día, hay pote, fabada asturiana, pitu caleya guisado, patatas rellenas de gulas, gambas y salmón; paella mixta, paella de marisco, cachopo de pollo al cava, parrillada de carne, garbanzos con bacalao, etcétera. En postres, la afición a la repostería de esta mujer se nota en su variedad: tarta de queso, de cuajada, de plátano, de turrón o tres chocolates. Luego en carta también hay algunas de sus especialidades como los callos, las manos de cerdo, orejas, pollo al ajillo o cachopo de ternera.

El comedor tiene una capacidad para 28 personas, que se incrementa hasta 40 con las mesas en la zona del bar. Llegado el fin de semana se recomienda reservar en el 985583169. Cierra los miércoles por descanso. Hay que aparcar por el pueblo.

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